Ucrania va a cortar el gas ruso: ¿Qué impactos tendrá en la economía europea?

Ucrania se prepara para cerrar una ruta estratégica para el tránsito del gas ruso hacia Europa a partir de enero de 2025. Ciertamente, esta decisión resulta simbólica en la guerra energética en curso. Sin embargo, podría tener impactos significativos en la economía de varios países europeos.

¿La detención del tránsito de gas: una crisis económica y energética para Europa del Este?

El anuncio de Ucrania de cortar el tránsito del gas ruso preocupa particularmente a la economía de Eslovaquia, Moldavia y Hungría. Altamente dependientes de las importaciones rusas, estos países corren el riesgo de ver sus facturas energéticas dispararse.

• En 2023, Eslovaquia cubrió el 65 % de sus necesidades de gas a través de este corredor.
• Moldavia, ya en estado de emergencia energética, aún depende de recursos rusos para el 70 % de su electricidad.

Para estos países, las escaseces y los aumentos de precios del gas podrían exacerbar una situación económica ya crítica.

Rusia y Ucrania: un tira y afloja costoso para la economía

Para la Rusia, este tránsito representa una fuente financiera crucial de 6.5 mil millones de dólares al año. Su eliminación tendrá un peso sobre las inversiones estratégicas, especialmente en lo militar. Por su parte, Ucrania perderá cientos de millones de dólares en ingresos de tránsito. Esto complica aún más sus finanzas públicas.

Este cierre también podría redistribuir las cartas de las estrategias energéticas europeas. Ciertamente, la Unión Europea ha reducido sus importaciones de gas ruso a menos del 10 %. No obstante, algunas naciones como Austria han cerrado recientemente la página de sus contratos históricos con Gazprom y prefieren abastecimientos diversificados.

¿Hacia una nueva estrategia energética europea?

Si bien algunos estados como Hungría minimizan el impacto de este corte en su economía gracias a TurkStream, otros, como Eslovaquia, no tienen el mismo margen de maniobra. Europa deberá intensificar sus esfuerzos de diversificación y de inversiones en soluciones alternativas para evitar una crisis de suministro energético.

Según los analistas, la reducción progresiva de la dependencia europea del gas ruso deberá ir acompañada de una reestructuración de las políticas energéticas nacionales. De todos modos, las cifras clave indican que esta transición costará miles de millones.

Entrante desde enero de 2025, esta decisión pone de relieve la resiliencia de algunos países. Pero no solo eso: también revela las vulnerabilidades de la economía de Europa frente a una crisis energética mundial.