La guerra de precios del petróleo rara vez es un simple enfrentamiento comercial, a menudo oculta cuestiones geopolíticas de un alcance mucho más amplio. Hoy, un nuevo episodio de esta lucha se está desarrollando en la escena internacional y enfrenta a dos gigantes energéticos: Rusia y Arabia Saudita. Mientras el mundo todavía se recupera con dificultad de las repercusiones económicas de la pandemia y el conflicto en Ucrania sigue reconfigurando las cartas de la influencia global, estos dos actores principales del BRICS están disputando ferozmente la dominación del mercado asiático. Sus maniobras podrían bien desestabilizar el orden establecido, tanto dentro de la OPEP como en el corazón de las alianzas estratégicas globales.