Tasas récord : la UE apunta a fabricantes chinos de autos eléctricos

Este martes 29 de octubre de 2024, Bruselas aprobó un aumento drástico de los impuestos aduaneros sobre los vehículos eléctricos importados de China. Esta medida sigue a una exhaustiva investigación sobre las masivas subvenciones otorgadas por Pekín a sus fabricantes nacionales. Para Europa, es una cuestión de supervivencia industrial. Mientras algunos aplauden un paso necesario para proteger un mercado automovilístico en apuros, otros temen repercusiones económicas globales.

La Unión Europea golpea fuerte

La Unión Europea ha cruzado un umbral importante con el anuncio del aumento de impuestos sobre los vehículos eléctricos chinos. Esta decisión sigue a una investigación realizada durante un año sobre las masivas subvenciones que Pekín otorga a sus fabricantes automovilísticos. Así, «La Unión Europea toma una decisión capital para la protección y defensa de nuestros intereses comerciales, en un momento en que nuestra industria automovilística necesita más que nunca nuestro apoyo», declaró Antoine Armand, el ministro francés de Economía y Finanzas. Además del impuesto estándar del 10 % aplicado a todos los vehículos importados, Bruselas ha impuesto recargos que van desde el 7,8 % para Tesla hasta el 35,3 % para el fabricante chino SAIC.

Este aumento de derechos de aduana ocurre en un contexto en el que los fabricantes europeos luchan por hacer frente a la competencia agresiva de los fabricantes chinos. De hecho, estos últimos, respaldados por importantes subvenciones, pueden ofrecer modelos eléctricos a precios mucho más bajos que los de sus homólogos europeos. Para Europa, por lo tanto, esta decisión es vista como una necesidad para proteger a sus empresas nacionales, a pesar de los riesgos de represalias comerciales por parte de China. Los recargos deberían entrar en vigor inmediatamente después de su publicación en el Diario Oficial de la UE.

Una decisión controvertida que podría desencadenar una crisis comercial

Si algunos celebran esta medida como una barrera contra una competencia desleal, otros, como el lobby alemán de la industria automovilística VDA, temen una escalada de las tensiones comerciales. «Estos derechos de aduana son un paso atrás para el libre comercio mundial y, por lo tanto, para la prosperidad, el mantenimiento de los empleos y el crecimiento de Europa», denunció VDA en un comunicado. Los fabricantes alemanes, ya debilitados por una crisis interna, estiman que estos impuestos podrían provocar un aumento de los precios para los consumidores y comprometer la expansión de los vehículos eléctricos en Europa.

Esta situación se produce en un momento en que Volkswagen, uno de los gigantes de la automoción en Europa, atraviesa un período difícil, con previsiones de despidos de miles de empleos y el cierre de varias fábricas. La decisión de Bruselas, aunque comprensible, podría agravar la situación para algunos actores clave del sector. A largo plazo, esta medida podría llevar a un conflicto comercial de gran envergadura con China, lo que podría ralentizar la adopción de vehículos eléctricos en la UE. El desafío para Europa será encontrar un equilibrio entre la protección económica y el apoyo a la transición energética.

La decisión de la UE de aumentar los impuestos sobre los vehículos eléctricos chinos representa un paso decisivo en la protección de su industria automovilística. Sin embargo, viene acompañada de riesgos considerables, tanto para las relaciones comerciales internacionales como para la industria en sí. Además, China podría iniciar medidas de represalias. Si esta medida busca dar un respiro a los fabricantes europeos, podría, paradójicamente, retrasar la adopción de tecnologías verdes en un contexto donde la transición energética es más necesaria que nunca.