La cifra golpea como un trueno: el 30% de las transacciones de Mastercard están ahora tokenizadas. Una revolución silenciosa, casi subrepticia, que redefine las fronteras de las finanzas. Detrás de este porcentaje se esconde un giro estratégico, un gesto de desprecio hacia los escépticos. Pero esta metamorfosis no es más que un preludio. La verdadera pregunta arde: ¿qué mundo financiero emerge cuando un gigante tradicional se une a la cripto de esta manera?