Mientras las tensiones geopolíticas redefinen los equilibrios mundiales, los BRICS aceleran la implementación de su propia red de pagos. Liderada por Rusia, esta infraestructura busca emanciparse de SWIFT y abrir un camino financiero fuera del control occidental. El anuncio de su accesibilidad a países no miembros marca una ruptura estratégica. Más allá de una herramienta regional, BRICS Pay se convierte en un palanca de influencia global y una señal fuerte a favor de un orden monetario multipolar.