El inmobiliario, que durante mucho tiempo se percibió como un valor refugio en Francia, hoy se tambalea bajo el peso de fuerzas económicas y políticas temibles. Mientras los vendedores se enfrentan a una realidad donde los precios no dejan de caer, los agentes inmobiliarios ven cómo su futuro se oscurece a un ritmo preocupante. Este mercado, que antes florecía y que había experimentado años de expansión ininterrumpida, ahora atraviesa un período de crisis sin precedentes.