El Banco de Francia se enfrenta en 2024 a una situación financiera sin precedentes con una pérdida operativa de 17,7 mil millones de euros. Esta pérdida, lejos de ser anecdótica, revela fragilidades profundas dentro del sistema financiero europeo, exacerbadas por la inflación, el aumento de las tasas de interés y la gestión de las deudas públicas.