Una crisis sin precedentes sacude hoy la economía mundial: las grandes empresas, a menudo percibidas como pilares de estabilidad, tambalearán bajo el peso de quiebras récord. En el tercer trimestre de 2024, 127 compañías que muestran cada una una facturación superior a 50 millones de euros han declarado quiebra. Esta estadística supera con creces los promedios observados antes de la pandemia, revelando una aceleración crítica de las fragilidades económicas. Tal fenómeno se inserta en un contexto marcado por las secuelas de la crisis sanitaria y un aumento rápido de las tasas de interés, dos factores que han puesto a prueba las tesorerías de las empresas. Paralelamente, el fin de las medidas de apoyo implementadas durante la Covid-19 ha expuesto a numerosas empresas a costos crecientes y a reestructuraciones inevitables. Estas quiebras, particularmente concentradas en Europa, plantean la cuestión de los límites estructurales de ciertos sectores y de la capacidad de las empresas para enfrentar un entorno económico en rápida transformación.