Mar 24 Dic 2024 ▪
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por
Luc Jose A.
China se encuentra en una encrucijada económica crítica. Mientras los efectos combinados de un consumo débil, una crisis inmobiliaria creciente y un alto desempleo frenan su desarrollo, Pekín acaba de anunciar una ambiciosa política fiscal para 2025. El objetivo declarado es claro: estimular la demanda interna y estabilizar una economía sometida a fuertes presiones. Para alcanzar estas ambiciones, el gobierno prevé un aumento significativo del gasto público, acompañado de una revisión de sus prioridades fiscales. Estas medidas, detalladas durante una conferencia nacional, reflejan una firme voluntad de apoyar a los gobiernos locales, ampliar las prestaciones sociales y reforzar los recursos de las empresas en dificultades. Tal estrategia, articulada en torno a la innovación y las tecnologías estratégicas, también busca revitalizar los intercambios comerciales con el fin de adaptar las reglas de endeudamiento. Con este enfoque integral, Pekín pretende sentar las bases de un crecimiento económico más resiliente y abordar los desafíos estructurales que obstaculizan su trayectoria.