Cuando Donald Trump desafía al mercado de bonos, no se trata solo de un enfrentamiento político: es un choque sistémico. El presidente estadounidense, guiado por una visión económica intervencionista, ha desatado una ola de inestabilidad al alterar los equilibrios de las tasas y de los bonos del Tesoro. Frente a él, un mercado implacable que no tardó en reaccionar. Este tira y afloja, lejos de ser anecdótico, expone las fragilidades de una economía bajo tensión y reaviva el debate sobre la fiabilidad de los activos tradicionales en tiempos de incertidumbre.