La inteligencia artificial se alimenta de datos. ¿Pero hasta dónde puede llegar a consumir de nuestras vidas digitales? La respuesta toma un nuevo giro en Europa. Meta acaba de obtener la aprobación de los reguladores europeos para entrenar sus modelos de IA con los contenidos públicos compartidos por sus usuarios. Una decisión que genera tantas esperanzas tecnológicas como cuestiones éticas.