Canadá acaba de agregar leña al fuego. El anuncio del Primer Ministro Justin Trudeau sobre la imposición de un arancel del 100 % a los vehículos eléctricos (VE) importados de China, incluidos los modelos de Tesla fabricados en Shanghai, es un paso decisivo en la política comercial de su país. Esta decisión se produce en un clima de crecientes tensiones entre las grandes potencias económicas mundiales, donde cada nueva medida arancelaria puede provocar importantes trastornos en los mercados financieros y complicar aún más las relaciones diplomáticas.