Las economías europeas se enfrentan a una realidad preocupante: una deuda pública que no deja de aumentar. Mientras que la estabilidad presupuestaria se supone que debe ser una prioridad para los gobiernos, varios países de la Unión Europea ahora presentan niveles de endeudamiento que superan con creces el 100% de su PIB. Esta situación provoca interrogantes sobre los riesgos macroeconómicos y las posibles consecuencias para los mercados financieros.