Bitcoin, a menudo percibido como un flagelo ambiental debido a su consumo de energía, podría de hecho ser un aliado insospechado en la lucha contra el cambio climático. Margot Páez, activista ambiental e investigadora en el Instituto de Política de Bitcoin, propone una visión audaz y contraintuitiva: Bitcoin podría reemplazar el sistema financiero tradicional y reducir la explotación abusiva de los recursos naturales. Esta perspectiva revolucionaria invita a reconsiderar las verdades establecidas sobre la cripto y su papel potencial en la preservación de nuestro planeta.