Vie 04 Oct 2024 ▪
6 min de lectura
▪
por
Luc Jose A.
El mundo está en plena recomposición geopolítica. Mientras las tensiones entre las grandes potencias dan forma a las relaciones internacionales, las alianzas económicas evolucionan a una velocidad sin precedentes. En el corazón de este nuevo orden mundial, el BRICS, bloque de grandes economías emergentes, se afirma como un actor clave capaz de remodelar los equilibrios globales. Este grupo, que anteriormente estaba reservado a cinco miembros, se ha abierto recientemente a nuevos candidatos, añadiendo a sus filas a gigantes como Irán o Arabia Saudita. Es en este contexto que Turquía, bajo el impulso de su presidente Recep Tayyip Erdoğan, busca unirse a esta alianza influyente. Una decisión estratégica que llega en un momento en que las perspectivas de adhesión a la Unión Europea se alejan, empujando a Ankara a diversificar sus asociaciones económicas y geopolíticas. Sin embargo, esta candidatura no cuenta con el apoyo unánime: el BRICS, que aún se encuentra en fase de consolidación tras su última expansión, podría tomarse su tiempo antes de tomar nuevas decisiones. Y esto, a pesar del creciente interés de una veintena de naciones por unirse al grupo.