Desde hace varias décadas, la gestión presupuestaria francesa es una fuente de tensiones recurrentes, pero la situación actual ha alcanzado un nivel sin precedentes. En 2025, la censura del presupuesto aprobada por el Senado ha sumido al país en una crisis financiera mayor, con pérdidas estimadas en 100 millones de euros por día. A falta de un nuevo texto validado por la Asamblea Nacional, el presupuesto de 2024 permanece en vigor, lo que priva al Estado de ingresos esenciales y de medidas de ahorro. Amélie de Montchalin, ministra de Cuentas Públicas, advierte sobre las repercusiones de este estancamiento y destaca tanto su costo económico como los desafíos institucionales que revela.