Rusia y G7 : tensiones por el uso de fondos bloqueados para Ucrania

Mientras el G7 considera utilizar los activos rusos congelados para apoyar un préstamo masivo a Ucrania, el Kremlin no oculta su preocupación. A través de las advertencias de sus altos funcionarios, Rusia advierte sobre las consecuencias que podrían debilitar la supremacía del dólar y redefinir los equilibrios monetarios internacionales.

Las advertencias de Rusia frente a las sanciones

Rusia, a través de su vice-ministro de Finanzas, Ivan Chebeskov, advirtió que cualquier intento de utilizar sus activos financieros congelados podría tener « consecuencias sistémicas profundas para el sistema monetario y financiero internacional ». Esta declaración se produce mientras el G7 considera utilizar los fondos congelados para financiar un préstamo de 50 mil millones de dólares a Ucrania, lo que alarma al Kremlin. De hecho, Chebeskov ha declarado que « el uso de estos activos podría incitar a los países en desarrollo a apartarse del dólar estadounidense, lo que cuestiona su dominación en las transacciones internacionales ». Tal declaración resalta la posibilidad de ver surgir una diversificación de las monedas utilizadas en los intercambios internacionales.

Rusia considera estas acciones como un uso « militarizado » del dólar, y recuerda que la moneda estadounidense puede ser utilizada como un arma en los conflictos geopolíticos. Así, el gobierno ruso subraya que esta situación podría acelerar la búsqueda de monedas alternativas por parte de los países emergentes, creando así una inestabilidad adicional en los mercados. Por lo tanto, el plan del G7, que consiste en utilizar activos congelados para apoyar a Ucrania, es visto como un potencial catalizador de transformaciones monetarias a nivel mundial.

Las estrategias económicas rusas para contrarrestar las sanciones

Frente a la intensificación de las sanciones económicas, Rusia no se queda de brazos cruzados. El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, declaró que Rusia ya ha comenzado a aprovechar los activos extranjeros presentes en su territorio, utilizados como contramedida para compensar los efectos de las sanciones occidentales. Esta medida se enmarca en una serie de acciones destinadas a apoyar la economía rusa en tiempos de crisis. Siluanov precisó que estos ingresos sirven para reforzar la resiliencia de Rusia frente a las restricciones internacionales, que han cortado al país de redes financieras globales como Swift.

Una respuesta de tal magnitud se acompaña de un fortalecimiento de las políticas económicas internas que buscan limitar la dependencia de Rusia respecto a los mercados occidentales. Además, las sanciones han llevado a una redefinición de las alianzas económicas, con una creciente colaboración entre Moscú y potencias como China e India, miembros de la alianza de los BRICS. Los diplomáticos europeos, por su parte, continúan discutiendo nuevas sanciones potenciales, con una creciente preocupación de que la elección de un Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos pueda debilitar la posición occidental frente a Rusia.

Mientras Rusia intensifica sus contramedidas económicas y las sanciones occidentales se endurecen, el riesgo de disturbios en los mercados globales aumenta. El uso de los activos rusos congelados podría debilitar la supremacía del dólar estadounidense. El reposicionamiento de los países en desarrollo frente a estas tensiones redefiniría la arquitectura del sistema financiero mundial, con implicaciones aún difíciles de medir.