Poutine flexibiliza las restricciones para los inversores occidentales antes de su llamada con Trump
Este día podría ser un punto de inflexión para la guerra en Ucrania. Mientras Vladimir Putin y Donald Trump deben hablar por teléfono, cada uno prepara su terreno. Si Trump navega entre halagos diplomáticos y el suministro de armas a Zelensky, Putin, por su parte, juega otra carta: la de la economía. Acaba de autorizar a ciertos inversores occidentales a ceder sus títulos rusos congelados, una decisión que podría alterar el mercado financiero internacional.
Putin autoriza la venta de títulos rusos a inversores occidentales
Mientras la guerra entre Trump y Putin era imaginable, para sorpresa general, el maestro del Kremlin ha firmado un decreto que permite a los fondos occidentales Franklin Templeton, Jane Street y GMO vender sus títulos rusos bloqueados desde 2022. Un primer paso desde el comienzo del conflicto en Ucrania. Sin embargo, estas transacciones no serán directas: deben pasar por un intermediario, el fondo de cobertura neoyorquino 683 Capital Partners, antes de ser compradas por entidades rusas cercanas al poder.
¿Por qué un diseño financiero así? Dos hipótesis: proteger a los vendedores occidentales de las sanciones y garantizar una comisión generosa al intermediario.
Los títulos involucrados representan 500 mil millones de rublos (6.4 mil millones de dólares), mantenidos en cuentas «tipo-C», congeladas desde marzo de 2023. Estas cuentas, establecidas por el gobierno ruso, permiten conservar fondos extranjeros bajo estricto control, impidiendo cualquier retiro sin la aprobación del Kremlin.
Esta decisión, a primera vista anodina, se inserta en un contexto más amplio. Por un lado, permite a Rusia controlar el repatriamiento de estos activos mientras ofrece a los inversores una salida regulada. Por otro lado, se produce en un momento estratégico, justo antes de la llamada con Trump.
El Kremlin busca repositionarse en el tablero económico mundial, enviando una señal de apertura a los mercados internacionales. Pero, ¿esconde esta repentina generosidad una maniobra más calculada?
Negociación entre Putin y Trump: ¿un alto el fuego a cambio de concesiones?
La llamada entre Putin y Trump podría ser un punto de inflexión diplomático. Oficialmente, se habla de un alto el fuego en Ucrania. En realidad, la discusión parece ir mucho más allá. Trump ya ha insinuado que Ucrania podría tener que ceder ciertas regiones estratégicas para obtener la paz.
Vamos a hablar sobre tierras, centrales eléctricas… Ya se están discutiendo muchas cosas.
Pero Putin no cederá nada sin una contraprestación. ¿Su principal exigencia? El cese inmediato de los suministros de armas estadounidenses a Kiev. Una demanda que divide a Washington e inquieta a los europeos. Algunos temen que esto permita a Moscú rearmarse con total tranquilidad.
Mientras tanto, Trump intenta negociar poniendo sobre la mesa un congelamiento temporal de la adhesión de Ucrania a la OTAN.
Las negociaciones en curso plantean varias preguntas: ¿está Trump dispuesto a intercambiar la soberanía ucraniana por un pacto tácito con el Kremlin? ¿Qué ventajas espera obtener de este acuerdo para Estados Unidos? Y sobre todo, ¿tiene alguna validez la palabra de Trump?
Como twitteó un internauta:
Cualquier acuerdo de alto el fuego negociado por Trump no vale el papel en el que está escrito. Pregunten a los palestinos.
La sombra de un arreglo geopolítico planea sobre estas negociaciones.
La economía rusa bajo presión: ¿hacia una crisis mayor?
Mientras estas negociaciones ocupan las esferas diplomáticas, la economía rusa tambalea y enfrenta grandes desafíos. Si el Kremlin muestra un optimismo superficial, varios indicadores muestran una creciente fragilidad.
El sector industrial se ve particularmente afectado por el aumento de las tasas de interés, que alcanzaron un máximo del 21 % en 2024. Una situación que presiona a muchas empresas ya debilitadas por las sanciones internacionales.
- El 20 % de las empresas manufactureras dedican más de dos tercios de sus beneficios al reembolso de sus deudas;
- Más del 50 % de las compañías mineras tuvieron pérdidas en 2024, algo nunca visto desde los años 1990;
- El 30 % de los transportistas por carretera corren el riesgo de quiebra en 2025.
Estas cifras no mienten. Sin embargo, los bancos rusos no parecen alarmarse. Según el economista Serguéi Skatov, « si la situación fuera tan catastrófica, deberían haber constituido reservas adicionales para cubrir las pérdidas».
En otras palabras, el Kremlin podría tener más margen de maniobra del que parece. Pero, ¿hasta cuándo?
El gobierno apuesta por subsidios y nacionalizaciones para evitar una ola de quiebras, pero estas soluciones tienen sus límites. Si la presión financiera se intensifica y el acceso a los mercados se restringe aún más, Rusia podría verse obligada a elegir entre estabilizar su economía y continuar con el esfuerzo de guerra.
La situación se convierte, por lo tanto, en una prueba a gran escala de la resiliencia del modelo económico ruso bajo sanciones.
Mientras Putin y Trump están a punto de discutir un alto el fuego, otra batalla se libra en las sombras: la del control de las inversiones y la estabilidad financiera. Una certeza permanece: Putin apoya el bitcoin, pero no tiene intención de seguir a Trump en su idea de convertirlo en una reserva nacional.
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