¿Paralelismo de Europa ante Trump? Bayrou clama por un despertar
El 20 de enero, Donald Trump asumió oficialmente su cargo por un segundo mandato. Si bien en Washington la fiesta estaba en pleno apogeo, al otro lado del Atlántico, Europa se pregunta: « ¿Está la Unión Europea lista para enfrentar la tormenta Trump? » La respuesta, por ahora, parece tan difusa como una nube de humo. No es tanto el personaje de Trump lo que inquieta, sino la política que despliega, a golpe de «dólares» y amenazas económicas.
Francia y Europa frente a un Donald Trump más amenazante que nunca
Mientras Donald Trump comienza su mandato bajo auspicios controvertidos, Europa, de rodillas, comienza a hacerse serias preguntas. François Bayrou fue uno de los primeros en dar la voz de alarma, advirtiendo que Francia y la UE corrían el riesgo de ser «aplastadas» bajo el peso de las decisiones económicas y geopolíticas tomadas por la Casa Blanca.
Y no está equivocado: con políticas tan agresivas como las de Trump, la vieja Europa podría ser marginada en el orden mundial.
Donde Estados Unidos parece querer imponer un control sobre todo, desde la investigación hasta la industria, Europa, en cambio, tiene dificultades para adoptar una línea clara. La relación de fuerzas podría desplazarse a favor de Washington, gracias al uso del dólar como instrumento de dominación.
« Si no hacemos nada, seremos dominados », lanzó Bayrou, un poco desesperado. Europa debe reaccionar, pero ahí está la trampa: la cohesión europea brilla por su ausencia.
De hecho, al igual que Bayrou, Dominique de Villepin comparte este sentimiento de urgencia. El ex-primer ministro teme una Europa lista para convertirse en «vasalla» de Trump, en lugar de seguir siendo el actor clave que ha sido.
Una Europa que se busca, dividida entre sus grandes actores económicos como Alemania e Italia, y otras naciones más cercanas a la línea ideológica de Trump. La unidad europea, un concepto que parece cada vez más obsoleto…
La máquina trituradora Trump y su arma: el dólar
Bajo el segundo mandato de Trump, está claro que el dólar seguirá desempeñando un papel central en la arena económica mundial. El día de la investidura, los primeros indicios ya están ahí: el billete verde parece estar superando al euro, y no se trata solo de una cuestión de fluctuación de mercados.
No, América apuesta por su moneda para imponer una hegemonía que no dice su nombre.
Estados Unidos, con sus políticas industriales y comerciales, tiene la intención de mantener una presión constante sobre la UE. Y no se trata solo de una cuestión de tasas de cambio. Los aranceles, las regulaciones, todo está diseñado para favorecer los intereses americanos. Mientras tanto, los mercados mundiales ya se están ajustando al aumento del dólar, y no sin consecuencias.
Europa, cada vez más fragmentada, parece estar quedándose atrás, y la idea de un «acuerdo» con Trump, especialmente en defensa, se enfrenta a resistencias internas.
Mientras la Comisión Europea ha previsto una respuesta « alternando entre palo y zanahoria », esta estrategia, a pesar de su promesa de contramedidas, sigue siendo frágil. Si la unidad europea no se manifiesta rápidamente, las divergencias dentro de los Veintisiete podrían reducirla a un mero espectador. Ya sea en el ámbito comercial, diplomático o incluso militar, Europa parece estar a la defensiva.
¿Una respuesta europea desarticulada: ¿es aún posible la unidad?
El desafío es enorme: los Estados Unidos, bajo Trump, no se conforman con ser un socio comercial de Europa, están en camino de convertirse en una fuerza dominante. Pero, ¿está la Unión Europea lista para reaccionar de manera coherente? Por un lado, países como Alemania o Italia, con sus superávits comerciales con Estados Unidos, podrían estar más inclinados a componer con Washington.
Por otro lado, naciones como Francia, tradicionalmente más cautelosas, presionan por una línea más dura.
El comisario francés Stéphane Séjourné, por su parte, ha mencionado la posibilidad de un «acuerdo» con Trump, pero el precio a pagar podría ser demasiado alto. Las garantías de seguridad europeas dentro de la OTAN podrían ser negociadas a cambio de concesiones comerciales.
Sin embargo, para lograr imponer un frente común, Europa debería primero deshacerse de sus divergencias internas. La tarea no es simple, ya que las tensiones políticas son cada vez más evidentes.
La sombra de la desunión se cierne sobre la UE. Si algunos Estados miembros se acercan a la línea de Trump, especialmente debido a sus ideologías cercanas, la cohesión europea se erosiona. El declive de la unidad europea sería una victoria para Trump y su administración, que no dudarán en aprovechar las brechas para reforzar su propio poder.
Para rematar, Jorge Dezcallar de Mazarredo, antiguo director de los servicios de inteligencia españoles, advierte sobre una posible desaparición de Europa del Top 10 mundial para entonces. Una perspectiva que podría hacerse realidad si Europa no encuentra rápidamente la fuerza para resistir las presiones económicas y políticas impuestas por la administración Trump.
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