El Bank of America, una de las instituciones bancarias más grandes de Estados Unidos, se encuentra bajo los reflectores en un asunto potencialmente explosivo. De hecho, se avecina una pérdida de 800 millones de dólares para el banco, bajo la amenaza de una investigación federal relacionada con acusaciones de falta de reembolso a clientes víctimas de fraude a través de la red de pago Zelle. Este asunto plantea más preguntas sobre las prácticas de protección al consumidor en el sector financiero estadounidense, mientras la presión aumenta sobre los bancos para garantizar transacciones seguras y reembolsos en caso de fraude.