El mercado de la vivienda nueva ha entrado en una espiral de desaceleración sin precedentes. Mientras que el acceso a la propiedad sigue siendo una prioridad para muchos hogares, la producción de viviendas nuevas está en su nivel más bajo en más de 50 años. En 2024, solo se han puesto a la venta 59,000 nuevas viviendas, lo que representa una disminución del 50% en comparación con 2022. Así, esta crisis, mucho más profunda que una simple desaceleración cíclica, es el resultado de una cadena de factores estructurales y económicos. Aumento del costo de la construcción, financiación cada vez más difícil, retirada de los inversores institucionales: todos son elementos que frenan una recuperación rápida.