En un contexto económico global marcado por la incertidumbre, el Bitcoin continúa destacándose por su rendimiento excepcional. En 2023, la criptomoneda emblemática superó casi todas las demás clases de activos, lo que confirma su papel central en el panorama financiero global. Este auge, respaldado por una creciente adopción institucional y la aparición de instrumentos financieros como los ETF de Bitcoin, va más allá de los inversores individuales. Los fondos institucionales y los gestores de patrimonio ahora lo ven como un vehículo de inversión creíble.