Mundo: Turquía enfrenta un obstáculo inesperado para unirse a los BRICS
El mundo está en plena recomposición geopolítica. Mientras las tensiones entre grandes potencias moldean las relaciones internacionales, las alianzas económicas evolucionan a una velocidad inédita. En el corazón de este nuevo orden mundial, el BRICS, bloque de las grandes economías emergentes, se afirma como un actor clave capaz de remodelar los equilibrios globales. Este grupo, otrora reservado a cinco miembros, se ha abierto recientemente a nuevos candidatos, añadiendo a sus filas a gigantes como Irán o Arabia Saudita. Es en este contexto que Turquía, bajo el impulso de su presidente Recep Tayyip Erdoğan, busca unirse a esta influyente alianza. Una decisión estratégica que surge cuando las perspectivas de adhesión a la Unión Europea se alejan, empujando a Ankara a diversificar sus asociaciones económicas y geopolíticas. Sin embargo, esta candidatura no hace unanimidad: el BRICS, todavía en fase de consolidación tras su última ampliación, podría tomarse un tiempo antes de tomar nuevas decisiones. Y esto, a pesar del creciente interés de una veintena de naciones por unirse al grupo.
BRICS frente a la candidatura turca: Consolidación antes de expansión
Durante una reciente conferencia de prensa al final de la 79ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, declaró que el BRICS no contemplaba nuevas adhesiones por el momento. Esta declaración ocurre mientras Turquía, dirigida por el presidente Recep Tayyip Erdoğan, ha formalmente presentado su candidatura para unirse a este grupo de economías emergentes.
Lavrov precisó que, aunque más de veinte países han expresado su interés en unirse al BRICS, incluidas una decena con candidaturas oficiales como la de Turquía, los miembros actuales consideran necesario «consolidar» el bloque antes de considerar una nueva expansión. «Éramos cinco, ahora somos diez», recordó, haciendo referencia a la reciente adhesión de Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Según Lavrov, esta fase de adaptación es esencial para asegurar una integración armoniosa de los nuevos miembros en la organización.
Esta posición prudente destaca la importancia para el BRICS de mantener un equilibrio entre sus miembros históricos y los nuevos arribos, en un contexto mundial en plena mutación. La adición de cinco nuevas naciones al grupo inicial ha ampliado considerablemente el alcance geopolítico y económico del BRICS, que ahora representa el 45% de la población mundial y cerca del 28% del PIB mundial. Sin embargo, esta rápida expansión requiere un ajuste interno antes de aceptar nuevos miembros, como Turquía, que aspira a diversificar sus asociaciones después de los bloqueos recurrentes de su proceso de adhesión a la Unión Europea.
Los desafíos diplomáticos y geopolíticos
La candidatura de Turquía al BRICS se inscribe en una estrategia de reposicionamiento internacional, mientras sus relaciones con la Unión Europea se estancan. Hakan Fidan, ministro turco de Asuntos Exteriores, ha expresado claramente que si Turquía hubiera integrado la Unión Europea, probablemente no habría considerado unirse al BRICS. Este bloque representa para Ankara una oportunidad de diversificar sus alianzas económicas y estratégicas en un contexto mundial donde las líneas geopolíticas se redibujan rápidamente.
Sin embargo, esta ambición está lejos de hacer unanimidad. Si la pertenencia de Turquía a la OTAN no constituye, según Lavrov, un obstáculo directo a su adhesión, el apoyo turco a Ucrania, especialmente a través del suministro de drones, suscita interrogantes entre los miembros del BRICS, que prefieren un enfoque coherente frente a las grandes cuestiones internacionales, en particular aquellas relacionadas con el conflicto ruso-ucraniano.
Las tensiones en torno a la política exterior turca, especialmente su posición ambivalente hacia Rusia y Ucrania, añaden una capa de complejidad a su candidatura. Ankara, aunque no participa en las sanciones occidentales contra Moscú, ha mantenido vínculos estrechos con Kiev, lo que podría complicar su integración en un bloque donde Rusia desempeña un papel central. A pesar de estos obstáculos, Turquía espera que su peso económico y su posición estratégica entre Europa y Asia jueguen a su favor, especialmente para fortalecer los lazos con los otros miembros emergentes del BRICS, con la esperanza de encontrar alternativas a las alianzas occidentales.
Si la candidatura turca al BRICS refleja una voluntad clara de alejarse de la sombra de Occidente, plantea preguntas sobre la coherencia de su política exterior y su capacidad para navegar entre alianzas a veces contradictorias. La cumbre del BRICS en Kazán el próximo octubre podría ofrecer pistas de clarificación, pero por el momento, la integración de Turquía sigue siendo incierta.
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