Moscú quiere eludir SWIFT con la cripto para sus exportaciones agrícolas

Mientras las líneas del comercio mundial se desplazan bajo la presión geopolítica, Moscú contempla cambiar las monedas tradicionales por criptomonedas para sus exportaciones agrícolas. No es un experimento marginal, sino un proyecto masivo: el pago de 49,5 millones de toneladas de cereales podría realizarse en cripto. Una iniciativa que, si se concreta, redefiniría las reglas del comercio para los Estados bajo sanciones e impondría la blockchain como alternativa a los sistemas financieros dominantes.

Un pago en cripto para un gigante agrícola

Rusia y China han dado recientemente un paso al concretar ahora una parte de sus intercambios comerciales bilaterales en bitcoin. Este acuerdo subraya su voluntad común de desvincularse de los circuitos financieros tradicionales.

Es en este mismo espíritu que se integra la declaración de Oksana Lut, viceministra de Agricultura rusa, quien confirmó que Moscú estaba a punto de concretar el uso de criptomonedas para recibir el pago de sus exportaciones agrícolas.

«Estamos técnicamente listos para lanzar las transacciones con criptomonedas en nuestra plataforma experimental. Solo queda organizar el mecanismo de aplicación«, anunció. El volumen involucrado es considerable: 49,5 millones de toneladas de cereales están en juego en la campaña actual.

Así, durante el Foro Cerealicultor ruso, que reunió a 1.000 participantes en Sochi el 30 de mayo de 2025, Irina Zhachkina, primera directora general adjunta del banco agrícola ruso, mencionó esta posibilidad. Ella declaró:

Creemos que las criptomonedas pueden ser una herramienta alternativa práctica y, actualmente, nosotros, en colaboración con el Banco de Rusia y todas las partes interesadas, consideramos la posibilidad de usar herramientas cripto para los pagos en el comercio de cereales.

No se trata de una prueba teórica, sino de un despliegue potencialmente operativo a gran escala.

Esta iniciativa se basa en varios elementos importantes:

• La dirección del proyecto está a cargo de Rosselkhozbank, el Banco agrícola de Rusia, una institución bancaria clave del sector agroalimentario, afectada por sanciones internacionales.
• La transacción se realizará en un «mercado digital experimental», una plataforma todavía en fase piloto, especialmente diseñada para gestionar pagos en criptomonedas.
• El objetivo declarado es eludir los bloqueos relacionados con el sistema SWIFT, al cual Rusia ha perdido parcialmente el acceso desde 2022.
• El Banco Central de Rusia participa en la supervisión regulatoria de este mecanismo, lo que sugiere una integración dentro de un marco legal controlado, a diferencia del uso libre de criptomonedas públicas como bitcoin o Ethereum.

La elección de comenzar por el sector agrícola no es casual. Se trata de un sector estratégico de la economía rusa, cuyos ingresos por exportación son esenciales.

Apoyándose en la blockchain para pagar sus exportaciones de cereales, Moscú prueba una fórmula que podría, a largo plazo, aplicarse a otros segmentos del comercio exterior.

¿Hacia un nuevo paradigma comercial?

Más allá del anuncio operativo, el creciente interés de Rusia por los pagos en cripto en el comercio exterior revela una dinámica de redefinición de los flujos financieros globales.

Esta orientación estratégica resuena con las discusiones recientes sobre la creación de corredores de pago alternativos, especialmente dirigidos a socios comerciales en Asia, África, Medio Oriente y dentro del bloque de los BRICS.

En este contexto, el uso de criptomonedas se vuelve una respuesta a las sanciones, pero también una herramienta diplomática para ampliar la influencia económica de Moscú. Según Oksana Lut, «es fundamental asegurar la continuidad del comercio agrícola, y eso implica adaptar nuestros medios de pago a las nuevas realidades geopolíticas«.

La particularidad de esta iniciativa radica en su discreción y precisión. No se trata de un proyecto cripto generalizado, sino de una aplicación focalizada, dirigida por un sector estratégico (la agricultura) y respaldada por una estructura bancaria controlada.

Este modelo podría inspirar a otros países en busca de alternativas a las redes financieras dominadas por Occidente. Sin embargo, la naturaleza de las criptomonedas usadas sigue siendo incierta. Rusia parece avanzar con cautela, evitando cualquier confrontación directa con los reguladores internacionales, mientras establece las bases de un sistema paralelo.

Este experimento podría a largo plazo alterar las reglas del juego en el mercado mundial de materias primas. Si resulta funcional y es aceptado por los socios comerciales de Rusia, ofrecería un precedente sólido para otros Estados en situación de tensiones diplomáticas. En un mundo donde la fragmentación monetaria se acelera con otras monedas que reducen la hegemonía del dólar, Rusia juega una carta audaz: hacer de las criptomonedas no solo herramientas de inversión especulativa, sino instrumentos de política económica soberana.