Milei ofrece una motosierra a Musk: ¡La burocracia más vale que se mantenga firme!
Imagina la escena: Elon Musk, gafas de sol y gorra MAGA ajustada en la cabeza, blandiendo una motosierra roja bajo los aplausos de un público conservador. Detrás de él, Javier Milei, presidente argentino y figura del ultraliberalismo, luce una sonrisa triunfante. Este jueves 20 de febrero de 2025, en el CPAC de Washington, el símbolo es violento, casi punk. La motosierra, ofrecida por Milei a Musk, encarna mucho más que un gadget mediático. Resume una guerra declarada contra la burocracia, liderada por dos iconoclastas decididos a redefinir las reglas del poder.
La motosierra, un símbolo de doble filo
Javier Milei no eligió esta herramienta al azar. Durante su campaña en 2023, la motosierra ya era su arma de propaganda, materializando su promesa de «reducir» el Estado argentino, obeso y corrupto.
Al entregársela a Musk, transfiere un estandarte. Grabada con el lema «¡Viva la libertad, carajo!», la máquina se convierte en un manifiesto: libertad económica contra las pesadeces administrativas, disrupción contra el statu quo.
Elon Musk, nombrado al frente del DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental), ve en ello una extensión natural de su filosofía. Para él, cada dólar derrochado por el Estado es un obstáculo para el progreso.
«Los residuos están por todas partes», afirma, aludiendo a auditorías y recortes presupuestarios. Su alianza con Milei, apóstol del anarcocapitalismo, no es casual. Juntos, encarnan una internacional anti-sistema, donde Silicon Valley y políticas radicales se fusionan.
No obstante, detrás de este símbolo se esconde una ambigüedad. La motosierra, herramienta de destrucción, ¿puede realmente construir? Su uso espectacular corre el riesgo de reducir el debate sobre la reforma del Estado a un simple truco publicitario. Un escollo que Musk desvía con una réplica: «Mi mente es una tormenta». Traducción: el caos como método.
DOGE vs. Leviatán: una cruzada de alto riesgo
Más allá del símbolo, llega la acción. El DOGE, creado por Trump, busca «optimizar» el Estado federal. Objetivo declarado: depurar los procedimientos, despedir a los funcionarios «inútiles», privatizar servicios públicos.
Musk, acostumbrado a desafiar las normas en Tesla o SpaceX, aplica su lógica de startup al gobierno. ¿Auditar la Fed? «Sí, por supuesto», responde, sin inmutarse. Una provocación para los defensores de la independencia monetaria.
Pero esta cruzada plantea preguntas. ¿Cómo conciliar la reducción de costos y el mantenimiento de los derechos sociales? Las críticas denuncian una visión simplista, donde «eficiencia» rima con austeridad.
Milei, cuyas reformas en Argentina han provocado huelgas masivas, es un ejemplo de ello. Sin embargo, para sus partidarios, el riesgo vale la pena: un Estado mínimo, según ellos, liberaría la innovación y el emprendimiento.
La alianza Musk-Milei trasciende fronteras. Su presencia conjunta en la investidura de Trump en enero de 2025 firma una convergencia ideológica global. Un libertarismo agresivo, que mezcla alta tecnología y nacionalismo, que seduce a un segmento del electorado cansado de los compromisos políticos. Pero cuidado con los excesos: ¿puede un Estado demasiado debilitado regular los excesos del capitalismo… incluidos los de Musk mismo?
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Fascinado por bitcoin desde 2017, Evariste no ha dejado de investigar el tema. Si bien su interés inicial era el trading, ahora trata de comprender activamente todos los avances centrados en las criptomonedas. Como editor, se esfuerza por proporcionar constantemente un trabajo de alta calidad que refleje el estado del sector en su conjunto.
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