¡GPT-4.5 ha llegado: una IA gigante que cambia las reglas del juego!

La inteligencia artificial acaba de superar un nuevo umbral, y esta vez, se avecina una tormenta. GPT-4.5, la última creación de OpenAI, arrasa con las pistas con una ambición desmesurada: dominar por tamaño. Mientras que 2025 ya se encontraba abarrotado de anuncios de modelos rivales – como el Claude de Anthropic o el R1 de DeepSeek, diseñado con un presupuesto irrisorio –, OpenAI lo arriesga todo en el gigantismo. Con una suscripción a ChatGPT Pro de 200 dólares mensuales, los iniciados pueden ahora probar a este coloso. Pero detrás de las promesas se esconden elecciones estratégicas audaces… y paradojas sorprendentes.

¿La desmesura como doctrina para la IA?

OpenAI ya no oculta sus ambiciones: «Más grande, siempre más grande». El lanzamiento de GPT-4.5 se inscribe en una lógica de sobrerreacción tecnológica, donde cada parámetro, cada neurona artificial, es un paso hacia una IA supuestamente omnisciente. A diferencia de DeepSeek, que ha sacudido Silicon Valley al optimizar costos y rendimiento, OpenAI persiste: miles de millones invertidos, infraestructuras faraónicas, y un modelo tan voraz en cálculos que se vuelve misterioso. «¿Los números? Permanecerán en la sombra», se susurra en OpenAI.

Sin embargo, esta desmesura tendría un mérito: capturar los matices esquivos de lo humano. Mia Glaese, responsable del equipo de alineación, lo asegura: «Cuanto más sabemos, menos inventamos». Traducción: GPT-4.5 alucinaría menos, porque su masa de conocimientos le evita rellenar los espacios en blanco con la imaginación. Un argumento seductor, pero que plantea una pregunta: ¿hasta dónde se puede incrementar un modelo antes de chocar con los límites físicos o éticos?

Entre las líneas, se dibuja un conflicto. Por un lado, los partidarios de la eficacia, como DeepSeek, demuestran que el rendimiento no es solo cuestión de tamaño. Por otro, OpenAI se aferra a su postura, haciendo de la potencia bruta un estandarte.

Una apuesta arriesgada, mientras que los benchmarks académicos revelan debilidades: superado en matemáticas por el o3-mini, seguido de cerca en ciencias, GPT-4.5 realmente no brilla más que en lenguaje. «Los benchmarks no lo cuentan todo», responde Glaese. La verdadera revolución estaría en otro lugar.

La experiencia del usuario: entre promesas y zonas de sombra

Pasemos a las cosas concretas. Los suscriptores Pro descubren GPT-4.5 con funciones prometedoras: búsqueda web, análisis de archivos, procesamiento de imágenes… pero aún no hay IA vocal. Extraño, cuando se sabe que lo multimodal se supone que es el futuro. Resultado: los intercambios siguen limitados al texto, con la esperanza de que ese famoso «natural» finalmente esté presente.

¿Los primeros comentarios? Mixtos. Para la programación o la redacción, es más fluido, más eficiente. Pero en cuanto se trata de tratar temas científicos específicos, los resultados dejan perplejo. En claro, la evolución es sutil, casi imperceptible para el gran público.

La verdadera pregunta es lo que sigue. OpenAI asegura: GPT-4.5 será el último modelo sin «razonamiento encadenado». En otras palabras, ya no será necesario elegir manualmente un modelo: ChatGPT se adaptará automáticamente a cada solicitud. Un avance seductor… pero que plantea una verdadera pregunta: ¿dónde ha quedado la libertad del usuario en todo esto?

Con GPT-4.5, OpenAI persiste en la idea de que un modelo siempre más grande es la clave para una IA más «humana», a pesar de los costos que se disparan. Pero frente a modelos más ligeros y igualmente eficientes, esta carrera por el tamaño hace reflexionar. Mientras tanto, los gigantes de la tecnología aprovechan para hacer subir a Wall Street a niveles delirantes.