Fascistas dirigen Israel

Israel está hoy gobernado por fanáticos milenaristas de extrema derecha. En resumen, fascistas.

Fanáticos con Netanyahu

Diciembre de 2022 marca el regreso de Benjamin Netanyahu al cargo de Primer Ministro. Para formar su coalición, se apoya en partidos religiosos y de extrema derecha. Entre las figuras emblemáticas:

• Itamar Ben-Gvir : Ministro de Seguridad Nacional, quien dirige el partido supremacista judío «Fuerza Judía»
• Bezalel Smotrich : Ministro de Finanzas y líder del partido sionista religioso

Estos hombres, a pesar de representar apenas el 10% del electorado, ejercen una influencia mayor en la política israelí. Su peso es tal que Netanyahu no puede permitirse apartarlos sin arriesgar la caída de su gobierno.

Israel: un movimiento fanático antiguo

La ideología de estos nuevos ministros bebe de las raíces del movimiento de los colonos que surgió después de la guerra de los Seis Días en 1967. Para ellos, la victoria fugaz de Israel fue una señal divina que llamaba a instalarse en los territorios recién conquistados.

Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir son los herederos de este pensamiento, que mezcla nacionalismo, mesianismo y supremacismo judío. Abogan por la anexión total de Cisjordania y rechazan toda idea de compromiso territorial con los palestinos.

Su visión está en la línea de figuras controvertidas como Meir Kahane, fundador de la Liga de Defensa Judía, que abogaba por la expulsión de los árabes de Israel. Aunque su partido fue prohibido en 1988 por incitación al racismo, sus ideas siguieron influyendo en una franja de la derecha radical.

Un proyecto de limpieza étnica

Las trayectorias de Smotrich y Ben-Gvir son reveladoras de su radicalidad. Smotrich fue arrestado en 2005 durante la desconexión de Gaza, sospechoso de preparar acciones violentas. Ben-Gvir, en cambio, se dio a conocer desde la adolescencia militando en movimientos de extrema derecha.

Su ascenso se ha producido de manera progresiva, aprovechando el giro a la derecha de la sociedad israelí.

Han sabido explotar los miedos y las frustraciones de una parte de la población, especialmente frente a las amenazas de seguridad.

Para avanzar en su agenda, estos líderes de extrema derecha no dudan en utilizar métodos controvertidos:

• Uso del derecho para expropiar a palestinos (Smotrich)
• Provocación mediática y retórica incendiaria (Ben-Gvir)
• Apoyo a colonos violentos en Cisjordania

Su estrategia se basa en una explotación cínica de los miedos de la población israelí, especialmente después de los ataques del Hamas el 7 de octubre de 2023.

Ben-Gvir, en particular, ha sabido construir su imagen de «sheriff» protector de los israelíes. Sus apariciones en medios, con arma en mano en barrios sensibles, han contribuido a su popularidad ante una parte del electorado.

El impacto en la política de Israel

La presencia de la extrema derecha en el gobierno tiene consecuencias mayores en la política israelí. Se observa un cuestionamiento del Estado de derecho, especialmente a través del intento de reforma judicial que busca debilitar la Corte Suprema. Las tensiones intercomunitarias se exacerban, alimentadas por una retórica antiárabe cada vez más virulenta.

La expansión de la colonización en Cisjordania se acelera, con el anuncio de nuevas construcciones y la legalización de asentamientos hasta ahora considerados ilegales. Paralelamente, se asiste a una militarización creciente de la sociedad, ilustrada por la distribución masiva de armas a los civiles, una iniciativa impulsada por Ben-Gvir.

Estas políticas crean fracturas profundas dentro de la sociedad israelí, como lo demuestran las manifestaciones masivas contra la reforma judicial en 2023. Esta reforma, en particular, ha cristalizado oposiciones. Vista por sus partidarios como un medio de reequilibrar los poderes, es percibida por sus detractores como una amenaza para la democracia israelí.

Israel, cada vez más aislado

La radicalización del gobierno israelí también tiene repercusiones importantes en la escena internacional. Las tensiones con Estados Unidos, principal aliado de Israel, no han dejado de crecer. Washington incluso ha tomado sanciones contra algunos colonos radicales, enviando una señal fuerte de desaprobación.

El aislamiento diplomático de Israel se acentúa, poniendo en peligro los avances recientes como los acuerdos de Abraham que habían permitido una normalización de las relaciones con varios países árabes. La perspectiva de un acuerdo con Arabia Saudita, en particular, parece alejarse.

El apoyo tradicional de Occidente a Israel se erosiona, como ilustra el cambio de tono del presidente estadounidense Joe Biden en marzo de 2024. Esta evolución inquieta a muchos observadores, que temen que Israel pierda sus apoyos históricos en el escenario internacional.

La guerra en Israel-Gaza: un punto de inflexión

El conflicto desencadenado por los ataques del Hamas el 7 de octubre de 2023 ha exacerbado las tensiones. Si bien la unidad nacional prevaleció en un primer momento, las divisiones resurgieron rápidamente. La gestión controvertida de los rehenes, la respuesta militar considerada desproporcionada en Gaza, y la explotación de la situación para acelerar la colonización en Cisjordania han suscitado duras críticas.

La guerra ha puesto de manifiesto los peligros de la ideología extremista en el poder, llevando a muchos israelíes a cuestionarse sobre el futuro de su país.

El papel ambiguo de Netanyahu

En este ascenso de la extrema derecha, el papel de Benjamin Netanyahu es crucial. Aunque no necesariamente suscribe todas las posiciones de sus aliados radicales, ha facilitado su ascenso por razones políticas.

Su estrategia de división, especialmente al permitir a Qatar financiar a Hamas para debilitar a la Autoridad Palestina, ha contribuido a crear un terreno favorable para los discursos extremistas.

Hoy, Netanyahu se encuentra en una posición delicada, atrapado entre las presiones de sus aliados radicales y las de la comunidad internacional.

Israel en la encrucijada

Hoy, Israel se encuentra en la encrucijada. El país debe elegir entre continuar en el camino de la radicalización, arriesgándose al aislamiento internacional y conflictos internos, o volver a una política más moderada, apartando a los elementos más extremistas del gobierno.

Para muchos observadores, esta elección es crucial no solo para el futuro de Israel, sino también para la estabilidad de toda la región.

La sociedad civil israelí juega un papel clave en este debate. Las manifestaciones masivas contra la reforma judicial han mostrado que una parte importante de la población sigue comprometida con los valores democráticos y se opone a la deriva autoritaria.

El reto de la coexistencia entre judíos y árabes

En el centro de estas tensiones se encuentra la cuestión de la coexistencia entre judíos y árabes, tanto en Israel como en los territorios ocupados.

Las violencias entre comunidades, como las observadas en mayo de 2021 en las ciudades mixtas, ilustran los peligros de esta retórica incendiaria.

Mientras el conflicto en Gaza se prolonga, la cuestión del post-guerra se vuelve crucial. ¿Qué estrategia adoptará Israel respecto a Gaza y Cisjordania? La visión maximalista de la extrema derecha, que aboga por una recolonización de Gaza, parece irrealista y peligrosa.

El riesgo es grande de que el conflicto se enquiste, alimentando un ciclo de violencia sin fin. La búsqueda de una solución política, que implique negociaciones con los palestinos, parece inevitable a largo plazo, a pesar de la feroz oposición de la extrema derecha.

El ascenso de la extrema derecha en Israel es el resultado de una deriva progresiva iniciada por Netanyahu. El futuro dirá si la sociedad israelí sabrá encontrar un nuevo equilibrio, o si continuará en el camino peligroso trazado por sus ministros de extrema derecha. El desafío es inmenso: reconciliar las diferentes componentes de la sociedad israelí, restaurar el Estado de derecho, y encontrar una solución duradera al conflicto con los palestinos. De la capacidad de Israel para superar estos desafíos dependerá su futuro como democracia en Oriente Medio.