Esta es la razón por la que Max Keiser cree en la inminente caída del dólar

Imagina un mundo donde el oro recupera su corona, no en forma de lingotes escondidos en un cofre, sino a través de tokens digitales brillantes. Max Keiser, eterno alborotador de las finanzas cripto, no se anda con rodeos. Según él, los stablecoins respaldados por oro podrían muy bien hacer que los indexados al dólar se queden atrás. ¿Cómo?

Los stablecoins respaldados por oro: ¿el brillo metálico de una nueva era monetaria?

¿Por qué este giro dorado? Sencillo. Potencias como China, Rusia o Irán — poco aficionados al billete verde — poseen toneladas de oro. Literalmente. ¿Qué tiene de lógico para ellas transformarlo en arma monetaria (hola BRICS)? Una elegante respuesta al soft power estadounidense, apostando por un activo que, desde los faraones, vuelve locos a muchos, como muestra la alianza de los BRICS que desafía al dólar con el oro.

¿Y si el oro, como un viejo rockero, regresara al centro de atención? Según Max Keiser, su aura de estabilidad tranquiliza frente a los sobresaltos inflacionarios y a las deudas que se amontonan más rápido que los likes en un video de gatitos. Mientras tanto, el dólar tambalea, entre tasas que juegan al yo-yo y una confianza que se desmorona.

Entre defensa acérrima y desconfianza digital

Los Estados Unidos, por su parte, están alineando filas. Algunos políticos quieren a toda costa mantener al dólar como el maestro del juego. Y en esta batalla invisible, los stablecoins se han convertido en los nuevos peones. Pero cuidado, no todos marchan al mismo paso. El representante Tom Emmer, por ejemplo, defiende los stablecoins con fervor, al mismo tiempo que se opone a las CBDC. Para él, una moneda digital gestionada por el Estado es como poner a Big Brother en tu billetera. No es muy tranquilizador.

Entonces, ¿oro o dólar? Detrás de este duelo se esconde una realidad más profunda: la de un mundo que redibuja sus líneas de confianza. Y en este fresco monetario, cada token podría convertirse en un toque de pincel geopolítico. La partida apenas comienza.

El regreso del oro en versión digital revela, por lo tanto, una fractura monetaria en desarrollo. Entre la desconfianza hacia el dólar y el rechazo a las CBDC, los stablecoins se convierten en un campo de batalla ideológico. ¿Y si, al final, esta revolución dorada no fuera más que el reflejo de una necesidad universal: recuperar el control?