Elon Musk : "Brillante, pero un hijo de puta peligroso"

Xavier Niel no se anda con rodeos cuando habla de Elon Musk. El fundador de Free, pionero de las telecomunicaciones, ofrece una opinión tajante sobre el jefe de Tesla, SpaceX y X (anteriormente Twitter). En su libro Une sacrée envie de foutre le bordel, Niel califica a Musk de genio indiscutible, pero también de figura peligrosa, una posición que contrasta fuertemente con los habituales elogios dirigidos al empresario estadounidense.

Elon Musk: Brillante, pero un electrón libre incontrolable

«Puedes ser tanto un empresario brillante como un completo idiota», suelta Xavier Niel sin tapujos. Una frase que, por su franqueza, rompe con la veneración habitualmente otorgada a Musk.

De hecho, el estadounidense es a menudo aclamado por sus grandes innovaciones. Creador de SpaceX, revolucionario de los coches eléctricos con Tesla y arquitecto de la transformación de Twitter en X, Musk ha dejado una huella innegable en muchos sectores. Pero, para Niel, este brillo oculta una faceta mucho más oscura.

Detrás del innovador genio se dibuja, según el fundador de Free, un personaje que a menudo sobrepasa los límites.

Musk, en lugar de contentarse con empujar las fronteras tecnológicas, también parece empujar las de la decencia pública.

Sus declaraciones incendiarias en X, a menudo controvertidas, sorprenden por su brutalidad. El comportamiento de Musk en esta plataforma es, según Niel, un verdadero caldo de cultivo para el odio y la desinformación. Para Niel, ya no se trata solo de palabras fuera de lugar, sino de un acto de responsabilidad social que deja huellas.

Allí donde otros podrían ver una simple excentricidad, Niel detecta una amenaza más profunda. Elon Musk no se contenta con provocar, influye en la esfera política de manera desestabilizadora, especialmente por su apoyo declarado a Donald Trump.

«Crea violencia», martilla Niel, señalando el impacto que las palabras pueden tener cuando provienen de un líder tan influyente como Musk.

Una moral empresarial: la línea roja que no se debe cruzar

«Dice una cantidad imposible de estupideces», clama Xavier Niel. Esta afirmación resume no solo la exasperación de Niel ante las salidas públicas de Musk, sino que también pone de relieve una visión fundamental del emprendimiento. Para Niel, es imperativo actuar moralmente, incluso como empresario visionario. El éxito no lo justifica todo.

El impacto de las «estupideces» de Musk no se limita a la esfera mediática. Según Niel, tienen un efecto directo y medible en sus empresas.

Pone como ejemplo a X (anteriormente Twitter), que ha visto su valor caer dramáticamente desde que Musk tomó el control. Huida de anunciantes, desinterés de los usuarios: los efectos son muy reales. Niel advierte contra esta falta de filtro. «Lo que usted puede decir puede tener un impacto en sus empresas», advierte, recordando que los comportamientos excesivos terminan volviéndose en contra de quienes los encarnan.

Al contrario que Musk, que se sumerge en la política, Niel prefiere ser más discreto. Reivindica una distancia respecto a ese ámbito, aunque, en un momento de sinceridad, confiesa su «sueño» de convertirse un día en alcalde de París. Una aspiración personal que contrasta con la manera en que Musk aborda las grandes cuestiones políticas mundiales.

La oposición entre Xavier Niel y Elon Musk no es una simple pelea de egos. Es una confrontación entre dos visiones del mundo. Musk, el hombre de negocios sin límites, desafía las reglas. Frente a él, Niel, más reservado, aboga por una forma de responsabilidad empresarial donde el éxito no es sinónimo de impunidad. Por otra parte, París cae, entre dudas políticas e incertidumbres económicas.