Elon Musk: 47º presidente de los Estados Unidos
Elon Musk hace temblar Washington. Entre su influencia en las redes sociales y sus cientos de millones de dólares en donaciones, Elon Musk se impone cada vez más como el verdadero maestro de la Casa Blanca.
¿Musk, el hombre más poderoso de América?
El sistema político americano no había previsto esto. Los padres fundadores habían establecido todo un sistema de contrapesos para evitar que una sola persona o institución concentre demasiado poder. Pero pensaban principalmente en los líderes políticos, no en los actores económicos privados.
Un nuevo tipo de influencia emerge con Elon Musk. El propietario de X, Tesla y SpaceX dispone hoy de palancas de acción múltiples y poderosas. Puede movilizar instantáneamente multitudes en línea contra sus oponentes, amenazar con financiar candidatos alternativos en las elecciones y utilizar sus contratos gubernamentales como medio de presión.
¿Hacia un shutdown?
El tira y afloja ha terminado. Contra todo pronóstico, el Congreso ha votado una ley de financiación del Estado federal, desafiando abiertamente a Elon Musk y Donald Trump. Una derrota aplastante para el dúo que quería demostrar que ya estaba al mando antes incluso de la investidura oficial del 20 de enero.
El texto inicial preveía más de 100 mil millones de dólares en ayuda para las zonas afectadas por desastres naturales y 10 mil millones para los agricultores estadounidenses.
Musk entonces entró en escena, ordenando en X que «matara el texto» y amenazando con represalias electorales a cualquier legislador que lo apoyara.
Musk es un hombre muy poderoso
Su arsenal es impresionante. Musk no solo tuitea: ha invertido más de 250 millones de dólares en la campaña de Trump, posee la empresa espacial SpaceX de la cual depende todo el programa espacial estadounidense, y dirige una importante facción conservadora en Silicon Valley.
Los líderes lo han entendido bien. El presidente de la Cámara, Mike Johnson, tuvo que llamar tanto a Trump como a Musk para intentar desbloquear la situación presupuestaria. El multimillonario ahora acompaña regularmente a Trump en sus reuniones con líderes extranjeros.
¿Musk, salvador de la humanidad?
Sus defensores lo ven como un héroe. Para ellos, es un conservador razonable, comprometido con la libertad de expresión y una gestión responsable de las finanzas públicas.
Sus detractores dibujan un retrato más oscuro: el de un aliado de regímenes autoritarios, en particular de China y Rusia, y de movimientos de nacionalización de extrema derecha.
¿Qué contrapesos tiene Musk?
El Congreso parece impotente frente a los ataques en línea y las amenazas de financiación a oponentes. Trump, debilitado por la edad y los juicios, ya no tiene peso suficiente.
Los demócratas, que pronto no controlarán ninguna rama del gobierno federal, están a la defensiva.
Los medios tradicionales están en declive en favor de las redes sociales, uno de cuyos principales es propiedad de… Musk mismo.
Otros multimillonarios podrían teóricamente hacerle contrapeso, pero parecen por ahora preferir lidiar con el nuevo régimen.
¿Musk pronto en el Congreso?
El campamento demócrata sigue alarmado. El senador Bernie Sanders ya habla del «presidente Musk», mientras que el legislador Don Beyer se indigna: «Los republicanos siguen sus órdenes. Es una locura». El estratega David Axelrod señala contradicciones entre las posiciones de Musk y Trump, ironizando en CNN: «Tienen que verse y decidir quién es el presidente».
Si algunos legisladores republicanos llegan a proponer a Musk como presidente de la Cámara de Representantes, otros comienzan a preocuparse por su influencia.
Musk frente a la democracia
El poder último sigue en manos de los ciudadanos. Si la influencia de Musk se basa en su dinero, se ejerce de forma democrática: sus candidatos deben ganar elecciones, sus mensajes deben encontrar eco.
Este primer revés muestra que los contrapesos americanos aún funcionan. Incluso con una influencia mediática considerable y cientos de millones de dólares en inversiones políticas, Musk no ha logrado imponer su voluntad al Congreso.
El futuro sigue siendo incierto. Si este primer tira y afloja terminó en una victoria de las instituciones democráticas frente al dúo Trump-Musk, la cuestión del contrapeso frente a la creciente influencia de los multimillonarios en la política sigue planteándose.
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