¡El Salvador desafía al FMI y continúa su acumulación de Bitcoin!
En un tira y afloja financiero sin precedentes, El Salvador arriesga su todo en el tablero mundial. A pesar de las advertencias del FMI y de un préstamo de 1,4 mil millones de dólares otorgado bajo condiciones, Nayib Bukele persiste: el país sigue comprando más bitcoin. Una apuesta arriesgada, pero asumida.
Bukele vs FMI: un duelo en la cima de las finanzas mundiales
El 3 de marzo de 2025, el FMI otorga un préstamo histórico a El Salvador… con una cláusula impactante: detener la compra de bitcoin. A cambio de fondos vitales para su economía, el gobierno debe renunciar a su estrategia cripto. Una exigencia rechazada en bloque por Bukele. «Esto no se detendrá», clama, anunciando la adición diaria de BTC a las reservas nacionales.
Sin embargo, el acuerdo firmado por el Banco Central de El Salvador prometía el cese de las adquisiciones. ¿Un paradoja? Más bien una maniobra calculada.
El Salvador acumula discretamente 6,101 BTC desde 2021, desafiando abiertamente las recomendaciones del FMI. «Si no se detuvo cuando el mundo nos dio la espalda, ¿por qué ahora?», lanza Bukele. Un desaire para la institución, que ahora exige total transparencia sobre los mercados públicos.
Entre líneas, el mensaje es claro: El Salvador utiliza el préstamo del FMI como un escudo económico, mientras mantiene su búsqueda soberana de bitcoin. Una estrategia de doble filo, donde cada BTC comprado agranda la brecha con los acreedores internacionales.
Bitcoin o arruinarse: los entresijos de una revolución económica
Desde 2021, El Salvador apuesta por el bitcoin como palanca de transformación. ¿El objetivo? Reducir la dependencia del dólar, atraer inversores cripto y rediseñar su identidad financiera. Con un bitcoin adquirido diariamente, el país almacena una reserva valorada en casi 400 millones de dólares. Pero, ¿a qué precio?
Las críticas surgen: volatilidad del mercado, opacidad de las transacciones, riesgos de sanciones. El FMI advierte sobre las “vulnerabilidades macroeconómicas”, mientras que los agricultores locales denuncian prioridades desconectadas.
Sin embargo, Bukele se mantiene firme en sus posiciones. Su argumento contundente: el bitcoin es un seguro contra la inflación y una herramienta de emancipación. «Estamos escribiendo la historia», repite, transformando el país en un laboratorio monetario.
Como resultado, El Salvador se convierte en un símbolo. Los bitcoiners radicales ven un modelo, las instituciones un caso de estudio sobre los peligros de la desobediencia financiera. Mientras tanto, las compras continúan, financiadas por fondos públicos… y quizás por el propio préstamo del FMI. Ironía cruel: los fondos destinados a estabilizar la economía alimentan una dinámica considerada inestable. Y, sin embargo, con los impuestos aduaneros de Trump, incluso los mercados estadounidenses vacilan.
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Fascinado por bitcoin desde 2017, Evariste no ha dejado de investigar el tema. Si bien su interés inicial era el trading, ahora trata de comprender activamente todos los avances centrados en las criptomonedas. Como editor, se esfuerza por proporcionar constantemente un trabajo de alta calidad que refleje el estado del sector en su conjunto.
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