Economía: Las exportaciones chinas crean un desequilibrio mundial.

Los gobiernos de todo el mundo están cada vez más preocupados por el ascenso económico de China, que parece imparable. La conquista china a escala mundial está marcada por una exportación masiva de bienes, creando un desequilibrio comercial preocupante. Este texto examina las raíces de este fenómeno, sus implicaciones para la economía mundial, y las medidas tomadas por varios países para enfrentarlo.

El Comercio: ¿Un remedio milagroso a los problemas económicos de China?

¿Se habrán disuelto tan rápidamente los problemas económicos de China cuando las cifras eran abismales hace un tiempo? El enorme superávit comercial chino ha suscitado numerosas reacciones internacionales.

En junio, las exportaciones chinas alcanzaron los 308 mil millones de dólares, marcando un aumento por tercer mes consecutivo, mientras que las importaciones cayeron a 209 mil millones de dólares.

Esta situación ha creado un superávit comercial récord de 99 mil millones de dólares, acentuando el desequilibrio económico con los socios comerciales de China.

Este superávit está en gran parte alimentado por la debilidad de la demanda interna, lo que lleva a China a volcarse hacia los mercados extranjeros para colocar sus productos.

Esta dinámica sin embargo tiene un costo. En respuesta a esta inundación de productos chinos, varios países, incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y Brasil, han impuesto nuevos impuestos sobre las importaciones chinas, especialmente en vehículos eléctricos y electrodomésticos.

Estas tensiones comerciales son un síntoma de un malestar más profundo: China utiliza su superávit comercial para compensar una demanda interna débil y un mercado inmobiliario en crisis.

Los precios de los apartamentos en descenso, que constituyen una gran parte de los ahorros de los hogares chinos, han reducido el consumo interno, obligando al país a exportar más para mantener su economía a flote.

La estrategia financiera de China

Las finanzas juegan un papel central en la estrategia de China para mantener su crecimiento económico. Con millones de personas buscando ahorrar en respuesta a la crisis inmobiliaria, el gobierno chino ha redirigido los préstamos bancarios del sector inmobiliario a la industria manufacturera.

Los nuevos préstamos bancarios a los prestatarios industriales alcanzaron 614 mil millones de dólares en los doce meses hasta marzo, seis veces más que los préstamos anuales a estos prestatarios antes de la pandemia.

Esta reubicación masiva de recursos financieros es un intento de compensar la desaceleración del mercado inmobiliario estimulando la producción industrial.

Sin embargo, esta política no está exenta de riesgos. La sobrecapacidad manufacturera podría llevar a una caída en los precios de los productos exportados, exacerbando las tensiones comerciales ya existentes con los socios extranjeros.

Además, el énfasis en la expansión industrial, en lugar de estimular la demanda interna, podría prolongar los problemas económicos de China a largo plazo.

Los funcionarios chinos esperan que el aumento de las exportaciones permita mantener abiertas las fábricas y crear empleos, pero la dependencia excesiva de los mercados extranjeros podría volverse en su contra si las relaciones comerciales continúan deteriorándose.

Una cita de un experto económico, Bruce Pang, resume bien esta situación:

« El superávit récord podría también proporcionar combustible a aquellos que están dispuestos a juzgar la sobrecapacidad manufacturera de China y sus prácticas de dumping percibidas para reforzar el comercio. »

Esta afirmación ilustra los desafíos a los que China, recientemente interesada en la minería de bitcoins (BTC), se enfrenta mientras intenta navegar en una economía mundial cada vez más hostil.

Impacto en la economía mundial

Las repercusiones del superávit comercial chino en la economía mundial son significativas. Las masivas exportaciones de China, combinadas con una débil demanda interna, significan que otros países deben absorber una cantidad creciente de bienes chinos, poniendo en peligro sus propias industrias locales.

En respuesta, muchos gobiernos han intensificado sus medidas proteccionistas, aumentando los aranceles e imponiendo barreras comerciales para proteger sus industrias nacionales. Estas acciones corren el riesgo de escalar en una verdadera guerra comercial, con consecuencias potencialmente devastadoras para la economía mundial.

El desequilibrio comercial con China no se limita a Estados Unidos y a la Unión Europea. Países como India, Turquía e incluso Brasil, miembro de los BRICS, también sienten los efectos de la inundación de productos chinos en sus mercados.

Las tensiones crecientes dentro de los BRICS son particularmente reveladoras: a pesar de su objetivo común de reducir la dependencia económica a las potencias occidentales, el auge de China crea fricciones.

Brasil, por ejemplo, ha impuesto recientemente un fuerte impuesto a las importaciones chinas, una señal clara del temor a la hegemonía económica china, incluso entre sus supuestos aliados.