Cripto: la SEC se compromete a una regulación clara

Frente al rápido auge de las criptomonedas, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de los Estados Unidos finalmente se posiciona para estructurar el marco regulatorio de este universo en plena efervescencia. El 21 de enero, el anuncio oficial de la creación de un grupo de trabajo dedicado, dirigido por Hester Peirce, marca un giro estratégico. Pero ¿qué implicaciones tiene esto para el futuro de los activos digitales y, más particularmente, del Bitcoin?

Una nueva era para la regulación de las criptomonedas

Al designar a Hester Peirce, cariñosamente apodada «crypto Mom», al frente de este grupo estratégico, la SEC envía una señal fuerte: la era de las decisiones exclusivamente punitivas parece estar llegando a su fin.

Este enfoque más constructivo busca proporcionar pautas claras, indispensables para un sector a menudo criticado por su opacidad.

El mandato del grupo va mucho más allá de la simple redacción de regulaciones. Se trata de concebir herramientas prácticas que permitan a las empresas registrarse ante las autoridades sin ser aplastadas por el peso de la burocracia.

Muchas empresas de criptomonedas, a menudo percibidas como rebeldes ante los reguladores, podrían encontrar en este marco una oportunidad para cumplir con la normativa mientras conservan su agilidad.

La participación de figuras experimentadas como Richard Gabbert y Taylor Asher en este grupo también subraya la voluntad de la SEC de colaborar estrechamente con los actores del sector. Mesas redondas, consultas públicas e intercambios con instituciones internacionales figuran entre los primeros pasos de este ambicioso proceso.

Bitcoin en el centro de las preocupaciones

Mientras el Bitcoin sigue siendo el símbolo indiscutible de la revolución cripto, también se encuentra en el centro de los debates regulatorios.

Considerado a veces como una moneda, a veces como una mercancía o un valor mobiliario, su estatus legal sigue siendo objeto de debate. La clarificación de este estatus es una prioridad para la SEC, ya que podría allanar el camino para una adopción institucional más amplia.

Las anteriores administraciones de la SEC, bajo Jay Clayton y Gary Gensler, se centraron principalmente en medidas represivas, a menudo vistas como un freno a la innovación.

El colapso de FTX y otros escándalos importantes justificaron ciertamente una mayor vigilancia, pero también revelaron la urgencia de establecer reglas adecuadas para un sector en constante cambio.

Este nuevo grupo de trabajo podría ofrecer una solución equilibrada: proteger a los inversores sin sofocar la innovación. El Bitcoin, como pilar de este ecosistema, podría beneficiarse de una atención particular, especialmente en lo que respecta a su legitimidad como activo estratégico para los Estados Unidos. La idea de una reserva federal de Bitcoin, mencionada en varias ocasiones en el contexto político, podría ganar credibilidad si se establecen marcos claros.