Conferencia económica en China : Un plan crucial para 2025

Todos los ojos están puestos en Pekín, donde se lleva a cabo una gran conferencia que podría redefinir las orientaciones económicas de China hasta 2025. Mientras la segunda potencia económica mundial se enfrenta a una crisis inmobiliaria duradera, un consumo interno debilitado y tensiones comerciales renovadas con Estados Unidos, este encuentro anual adquiere una importancia capital. En un momento en que el equilibrio económico global sigue siendo precario, las decisiones que se tomen tendrán repercusiones que van mucho más allá de las fronteras chinas.

Los grandes desafíos económicos en el corazón de la conferencia

La Conferencia Central sobre Trabajo Económico, que se inauguró este miércoles 11 de diciembre de 2024, constituye un encuentro ineludible para definir las prioridades económicas de China de cara a 2025. Bajo la supervisión de Xi Jinping y de los altos funcionarios del Partido Comunista Chino, esta reunión se centra en varios desafíos estructurales que amenazan el crecimiento del país. Entre los problemas más urgentes se encuentra la crisis inmobiliaria, donde grandes empresas como Evergrande continúan tambaleándose. Esta situación debilita todo el sector y alimenta las preocupaciones sobre la estabilidad financiera de la segunda economía mundial.

En este contexto, los responsables buscan frenar el desaceleramiento económico a través de la adopción de medidas que puedan reactivar la máquina. Las exportaciones chinas, tradicional motor de crecimiento, han ralentizado notablemente en los últimos meses. Pasaron de un aumento del 12.7 % en octubre a solo un 6.7 % en noviembre. Ante este panorama, se ha planteado una nueva orientación económica. El Buró Político anunció un « aflojamiento apropiado de la política monetaria », una medida que podría traducirse en una bajada de tipos de interés a partir de 2025, la primera en más de diez años. Esta decisión refleja la urgencia de actuar para apoyar una economía golpeada.

Sin embargo, algunos observadores piden cautela en cuanto a las expectativas relacionadas con esta conferencia. « Pocas medidas concretas deberían ser anunciadas, lo que podría decepcionar a los mercados », advierte Teeuwe Mevissen, economista en Rabobank. Aunque este encuentro es portador de esperanza para una recuperación económica, el alcance real de las decisiones podría resultar limitado, en ausencia de reformas profundas o planes de acción concretos.

Hacia una estrategia global para una recuperación sostenible

Paralelamente a las iniciativas monetarias, las autoridades chinas están considerando medidas presupuestarias para estimular un consumo interno en declive. Entre las soluciones consideradas se encuentran la reducción de impuestos y el refuerzo de la protección social, herramientas que podrían devolver poder adquisitivo a los hogares y aumentar sus gastos. Sin embargo, esta estrategia se enfrenta a una mayor cautela por parte de los consumidores, que tienden a priorizar los servicios en detrimento de los bienes materiales. « Los hábitos de gasto han cambiado, lo que requiere ajustes en la política económica », precisa Françoise Huang, economista en Allianz Trade. Esta evolución estructural obliga a Pekín a repensar sus políticas económicas para satisfacer las nuevas expectativas de la población.

Las tensiones comerciales duraderas con Estados Unidos complican aún más esta ecuación. Así, la administración estadounidense continúa apuntando a empresas chinas con sanciones, lo que suma retos adicionales a la estrategia económica de Pekín. A pesar de estos obstáculos, el gobierno chino mantiene su objetivo de un 5 % de crecimiento para 2024, una ambición que refleja su voluntad de tranquilizar a inversores y socios económicos. Más allá de las fronteras, las conclusiones de esta conferencia tendrán repercusiones en las relaciones comerciales internacionales. Además, en Europa, sectores como el automotriz, que dependen fuertemente del mercado chino, observan atentamente las orientaciones anunciadas.

En definitiva, el éxito de esta recuperación económica dependerá de la capacidad de China para conciliar sus objetivos de crecimiento con reformas adaptadas a las evoluciones estructurales de su economía. La conferencia podría así redefinir las prioridades económicas del país, pero también su papel en los intercambios comerciales globales.

Esta conferencia marca un hito primordial en la definición de la estrategia económica de China y de su posicionamiento en la escena internacional. Si se implementan medidas concretas y ambiciosas, podrían tranquilizar a los inversores y fortalecer las asociaciones globales. Sin embargo, los desafíos son numerosos: relanzar un consumo interno debilitado, estabilizar el sector inmobiliario, todo en un contexto comercial internacional tenso. Las decisiones estratégicas tomadas hoy tendrán repercusiones profundas en la economía china y su influencia en la próxima década. Solo el tiempo dirá si China sabrá transformar esta oportunidad en un éxito sostenible.