Clima, comercio, inmigración: las prioridades de Trump para su regreso al poder
Las elecciones estadounidenses han terminado: Donald Trump regresa a la Casa Blanca. Después de una victoria decisiva, planea implementar un programa ambicioso para los Estados Unidos, donde la economía, la soberanía energética y la gestión de la inmigración son los temas centrales. Entre aumentos de tarifas aduaneras, recortes fiscales y fomento de la producción nacional, Trump quiere rediseñar el mapa de los intercambios internacionales. Su plan en detalle.
Las elecciones en EE. UU.: el regreso de Trump con un programa proteccionista
En consideración de sus 4 promesas de Bitcoin, Donald Trump también quiere marcar su regreso con medidas proteccionistas. Para él, los Estados Unidos deben retomar el control de su economía renegociando sus acuerdos comerciales y reduciendo su dependencia de las importaciones, especialmente de China.
Concretamente, propone establecer aranceles que pueden alcanzar el 10% en todos los productos extranjeros, con picos del 200% para ciertos automóviles importados de México. Esta política, justificada por el deseo de reducir el déficit comercial, podría, sin embargo, conducir a una inflación elevada, un punto de preocupación para muchos economistas.
Al abordar a China, Trump busca reducir drásticamente las importaciones chinas de productos tecnológicos, farmacéuticos y de acero. A largo plazo, incluso planea prohibir que las empresas chinas adquieran bienes estratégicos en los Estados Unidos.
Estas medidas buscan devolver una ventaja competitiva a las empresas estadounidenses, al mismo tiempo que disuaden las importaciones de bajo costo que, según Trump, debilitan la economía nacional.
Puntos clave de las medidas comerciales:
- Aranceles del 10% para todas las importaciones;
- Tarifas que pueden alcanzar el 200% para automóviles importados de México;
- Reducción progresiva de las importaciones chinas de productos tecnológicos;
- Prohibición de que las empresas chinas posean bienes inmuebles estratégicos.
Donald Trump: una desregulación energética para reducir las facturas
En el ámbito energético, Donald Trump aboga por una mayor independencia apoyando las industrias nacionales de petróleo y gas. Este regreso a una política energética liberal tiene como objetivo reducir los precios de la energía para los hogares y las empresas estadounidenses. Así, planea duplicar las perforaciones en tierras federales, desbloquear gasoductos e incluso reintroducir la extracción de petróleo en la Reserva Nacional del Ártico.
En su perspectiva, más energía nacional significa menos dependencia de las importaciones y, por lo tanto, una posición de fuerza ante las fluctuaciones internacionales de los precios de la energía.
Trump también se compromete a desvincular a los Estados Unidos de los acuerdos de París sobre el clima, argumentando que la producción de combustibles fósiles sigue siendo crucial para la competitividad del país, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial. Su visión se basa en un aumento de la producción nuclear para respaldar el esfuerzo de competitividad energética.
Sus detractores, incluidos los defensores del medio ambiente, consideran esto como una amenaza para la transición energética, pero Trump insiste en que se trata de garantizar el acceso de todos los estadounidenses a una energía asequible.
Economía: recortes fiscales para impulsar el poder adquisitivo
Donald Trump también continúa su cruzada por una fiscalidad más ligera. Su primera iniciativa como presidente será mantener los recortes de impuestos de 2017 y considerar nuevas reducciones, dirigidas tanto a individuos como a empresas.
Las clases medias, según Trump, se beneficiarán especialmente de estas medidas, gracias a créditos fiscales familiares y a un límite en los intereses de las tarjetas de crédito.
Para las empresas, se prevé una reducción de la tasa impositiva al 15%, con la esperanza de incentivar a más compañías a traer de vuelta su producción a territorio estadounidense.
Sin embargo, estas promesas de recortes de impuestos plantean la cuestión de la deuda nacional. Los economistas estiman que tal política podría aumentar la deuda federal, un riesgo que la administración Trump parece dispuesta a asumir.
Con una perspectiva de fortalecer la competitividad estadounidense, el empresario también quiere eximir las propinas del impuesto, una medida que atraerá a los trabajadores de la restauración y la hotelería.
Por último, el proyecto de recorte fiscal de Trump incluye promesas de apoyo a cuidadores familiares y jubilados. Para ello, considera créditos fiscales sobre los intereses de préstamos automotrices y deducciones por gastos de salud relacionados con el cuidado de un ser querido, fortaleciendo así su imagen como defensor de los trabajadores estadounidenses y las familias.
Así, el regreso de Donald Trump marca un punto de inflexión para los Estados Unidos: combinando proteccionismo, desregulación energética y fiscalidad dirigida, espera reposicionar a la economía estadounidense como líder mundial. Al apoyar el Bitcoin, esta criptomoneda que él impulsó por encima de 75,000 dólares durante el conteo de votos, podría llevar sus ambiciones hasta el mundo de las criptomonedas.
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