Brasil impulsa la desdolarización con BRICS Pay

El enfrentamiento económico entre el Sur global y los Estados Unidos toma un nuevo rumbo, y Brasil se impone como un actor clave en esta batalla monetaria. Al oponerse a la supremacía del dólar estadounidense, el país latinoamericano redefine los equilibrios financieros globales y cuestiona la arquitectura tradicional del comercio internacional. Esta decisión forma parte de un proceso de dedolarización, que está cobrando fuerza dentro de los BRICS, y que podría modificar profundamente los circuitos económicos internacionales.

Brasil intensifica su ruptura con el dólar

La estrategia de dedolarización impulsada por Brasil ya no se limita a meras declaraciones políticas. Bajo el impulso del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el país acelera el desarrollo de BRICS Pay, una plataforma digital de pagos que permite a los Estados miembros eludir el sistema SWIFT, controlado por Estados Unidos. Más de 50 países estarían ya listos para adoptar este sistema de pagos, lo que representa una ruptura significativa con el monopolio estadounidense sobre las transacciones internacionales.

Durante un discurso reciente, Lula reafirmó su compromiso: «no se trata de reemplazar nuestras monedas, sino que debemos trabajar para que el orden multipolar que deseamos se refleje en el sistema financiero internacional». Esta ambición es compartida por Rusia, que anunció en diciembre que los países del bloque BRICS utilizarán monedas digitales para algunas inversiones. Sin embargo, no hay planes de una moneda común, ya que cada país prioriza la cooperación monetaria sin renunciar a su soberanía financiera.

Al asumir la presidencia de la alianza BRICS, Brasil tiene la intención de avanzar estas iniciativas en la cumbre de julio de 2025, que podría ser un punto de inflexión en la reestructuración de las transacciones globales. Sin embargo, esta política no está exenta de riesgos. Así, Estados Unidos está vigilando de cerca estos desarrollos, y Donald Trump se muestra particularmente agresivo ante esta iniciativa.

Trump contraataca con la amenaza de aranceles

El presidente estadounidense Donald Trump no oculta su hostilidad hacia los BRICS, a los que acusa de querer debilitar el dólar. Ha amenazado explícitamente con imponer aranceles del 150 % a las importaciones de países que considere responsables de este intento de cuestionar el sistema financiero estadounidense. «Cualquier estado BRICS que mencione la destrucción del dólar será sancionado», ha insistido, lo que deja en el aire la magnitud de sus represalias.

Sin embargo, la posición de los BRICS sigue siendo matizada. Pero, a diferencia de las acusaciones estadounidenses, el bloque no busca destruir el dólar, sino dotarse de alternativas de pago para reducir su dependencia. ¿Podrían Estados Unidos aplicar todavía estas sanciones? Sin embargo, la respuesta depende de la interpretación de las decisiones de los BRICS: si los pagos en monedas locales o a través de BRICS Pay se intensifican, ¿será eso suficiente para provocar la ira de Washington?

Uno de los principales desafíos será ver si Brasil podrá protegerse de estas medidas insistiendo en que no aboga por una moneda única de los BRICS. Persiste una zona gris, y los próximos meses serán decisivos para saber si la amenaza estadounidense permanecerá en el ámbito retórico o si se traducirá en acciones concretas.

El duelo entre los BRICS y los Estados Unidos ilustra una profunda transformación de la economía mundial. Si 50 países adoptan realmente el sistema de pago BRICS, esto marcaría una reducción significativa de la dominación del dólar y un realineamiento de las fuerzas económicas. El temor de Estados Unidos está, por lo tanto, justificado: una adopción masiva de un sistema alternativo debilitaría su palanca de control monetario. La cuestión es si Brasil y sus aliados podrán resistir las presiones estadounidenses sin provocar una guerra comercial abierta. La cumbre de los BRICS de julio de 2025 será, sin duda, el escenario de un nuevo episodio de este enfrentamiento, con un posible reconfiguración del orden económico mundial como telón de fondo.