¡Bitcoin en riesgo! 10 mil millones de dólares podrían destruirlo
«El Bitcoin… está cocido». La declaración provocadora de Justin Drake, investigador vinculado a Ethereum, ha incendiado las redes. Según él, una inversión de 10 mil millones de dólares sería suficiente para aniquilar la red Bitcoin. Sin embargo, detrás de esta afirmación se oculta un desconocimiento preocupante de lo que hace que el protocolo sea resiliente. Lejos de ser un punto débil, el límite de 21 millones de unidades y la seguridad energética de Bitcoin lo convierten en un coloso con pies de barro… solo en apariencia. Si Bitcoin llegara a fracasar, ninguna cripto sobreviviría. Explicaciones.
Los 10.000 millones de dólares: un escenario teórico de catástrofe…
Justin Drake sostiene que un ataque del 51% — donde un actor controla más de la mitad de la potencia de cálculo de la red — costaría «solo» 10 mil millones de dólares.
Teóricamente, es posible. Prácticamente, es ignorar la realidad de las infraestructuras mineras. Para movilizar 10 gigavatios de electricidad (el equivalente al consumo anual de países como Jordania), se necesitarían meses, incluso años de coordinación entre estados. Una operación casi imposible de disimular, y económicamente absurda: ¿por qué destruir una red cuya valor se basa en la confianza?
Las críticas olvidan un detalle crucial: Bitcoin transforma la energía en seguridad. Los ASIC (hardware de minería) solo sirven para proteger la red. En caso de un intento de ataque, su valor se desplomaría, haciendo que la inversión inicial resultara nula.
Además, como señala James Check (analista de Bitcoin), los mineros en dificultad venden su equipo a bajo precio, permitiendo que nuevos actores mantengan la descentralización. Una autorregulación natural, ausente en Ethereum.
Finalmente, el argumento de los costos energéticos ignora los avances tecnológicos. Los mineros ya utilizan gas quemado, electricidad hidroeléctrica excedente, o gestionan redes eléctricas inestables (p. ej.: Texas). Mañana, la energía nuclear o el hidrógeno verde reducirán aún más su huella. Bitcoin no consume pasivamente: optimiza. Una flexibilidad que las blockchains Proof-of-Stake (como Ethereum) no pueden imitar.
Bitcoin vs. ETH: la guerra de los modelos económicos
Drake critica a Bitcoin por su emisión anual (0,83% actualmente), considerada demasiado alta en comparación con Ethereum. Un razonamiento falaz. La escasez programada de Bitcoin — 21 millones, punto final — lo convierte en un activo deflacionista por diseño.
Por el contrario, Ethereum alterna entre fases inflacionistas y deflacionistas según las actualizaciones. Su modelo monetario se asemeja a una experiencia permanente, lejos de la predictibilidad de Bitcoin.
Los detractores apuntan a la dependencia de Bitcoin de las recompensas de bloque (99% de los ingresos de los mineros). Pero olvidar esto es ignorar que estas recompensas se reducen a la mitad cada 4 años (halving), obligando a una transición hacia las tarifas de transacción.
Un proceso lento, pero deliberado. Así como el oro requiere bóvedas, asegurar Bitcoin tendrá un costo… que los usuarios pagarán, ya que el valor almacenado lo justifica. Ethereum, quemando tarifas según reglas cambiantes, crea una inestabilidad sistémica.
Ethereum se quiere «ultra-sónico», una mezcla de emisión baja y combustión agresiva. Pero esta búsqueda perpetua de ajustes finos lo vuelve vulnerable a los caprichos de los desarrolladores.
Bitcoin, por su parte, apuesta por la inmutabilidad: su código cambia lentamente, ya que cada modificación amenaza su estatus de «moneda sólida». Resultado: Bitcoin es la única cripto que ha sobrevivido a cada crisis importante (MtGox, prohibiciones estatales, mercados bajistas). Prueba definitiva de su solidez.
Los ataques contra Bitcoin dicen mucho sobre su estatus de referencia. Si Drake y Sassano ven una «catástrofe evidente», puede que sea porque Ethereum, a pesar de sus innovaciones, sigue siendo un forastero frente al anclaje cultural y tecnológico de Bitcoin. Una verdad se impone: sin Bitcoin, las cryptos nunca habrían existido. Y si tuviera que caer, sería el colapso de toda la esfera cripto. Pero al ver sus 15 años de resistencia a las predicciones apocalípticas, Bitcoin ya ha ganado su apuesta: ser la moneda de los siglos, no de los ciclos de moda.
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Fascinado por bitcoin desde 2017, Evariste no ha dejado de investigar el tema. Si bien su interés inicial era el trading, ahora trata de comprender activamente todos los avances centrados en las criptomonedas. Como editor, se esfuerza por proporcionar constantemente un trabajo de alta calidad que refleje el estado del sector en su conjunto.
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