En mayo de 1999, el reconocido Mark. P. Mills publicó en Forbes un estudio titulado “L’internet commence avec le charbon” (Internet comienza con el carbón), el cual tuvo un impacto notable. Sin titubear, se atrevió entonces a afirmar que llegados a 2018, la existencia de Internet supondría el consumo del 50% de la producción total de energía del continente americano. En 2018, la realidad dejaba esa cifra en torno al… 2%.
Cada vez que se produce una revolución tecnológica capaz de provocar un cambio real en la sociedad, uno es sometido al asedio de expertos santurrones que proliferan nauseabundamente publicando numerosos artículos, tesis, informes y demostraciones doctrinales, gritando con fuerza y afirmando de manera desordenada que:
- Es inútil.
- No supondrá una gran revolución
- Antes era mejor
- Podría poner en jaque al futuro de nuestro planeta
Y entonces la realidad se abre camino.
La invención de la máquina de vapor, tanto como el dominio de la electricidad, así como la aparición del transistor e Internet, pertenecen a esta categoría, y caracterizan a las tres últimas Revoluciones Industriales definidas por Klaus Schwab, economista, creador del Foro de Davos y autor de “La 4ª Revolución Industrial”.
La Revolución Industrial que estamos experimentando hoy en día va a cambiar nuestro paradigma más allá de lo imaginable, y en apenas unas pocas décadas: la robótica, la impresión en 3D, las nanotecnologías, la ingeniería genética, la inteligencia artificial, la computación cuántica… Todas estas son técnicas y ciencias vanguardistas que van a transformar radicalmente nuestro mundo… Siempre y cuando podamos confiar en fundamentos sólidos, y particularmente en datos estructurados, verificados, transparentes e incorruptibles.
A fin de abordar mejor esta problemática, se creó el blockchain, con un efecto colateral emocionante y prometedor: permitir la revolución tecnológica del dinero en sí (al aparecer las criptomonedas), y posteriormente de las finanzas en su conjunto (con el DeFi), para salir del maldito patrón de crisis recurrentes derivadas de un sistema en la actualidad caracterizado por ser profundamente disfuncional, ultra-centralizado, a menudo incompetente y/o corrupto, que se propone resolver el escándalo de las “Hipotecas Subprime (basura)” de 2008 con el “dinero caído del cielo” durante la década de 2020.
CoinTribune nació en este contexto, con el deseo de iluminar a su comunidad de visitantes sobre las finanzas e inversiones del mañana, reconociendo que el mañana es ahora. Los criptoactivos ya no pueden considerarse una moda pasajera ni la excentricidad de un ingeniero: son una nueva clase de activos con un ascenso meteórico que ya ha sido integrada por las instituciones más poderosas, y hoy en día se acoge en la vida cotidiana del público en general. Los conceptos de inversión, inversión alternativa, cálculo de riesgos, gestión de cartera e ingresos recurrentes deben adaptarse o incluso replantearse. Y para ello, necesitan ser estudiados y reaprendidos, con información resumida, verificada, neutral y de alta calidad.
¡Bienvenido!
El Equipo Cointribune
Escriben para Cointribune
Cofundaron Cointribune
Escribieron para Cointribune
Gloire KAMBALE WANZAVALERE – Sylvain SAUREL – Violaine SILVERSTEIN – Arnaud DE MONTBRIAL – Guillaume LALLEMANT – Karen BOMBERSNOOT – Ricardo SUAREZ – William PROCTOR – Roxane MALIK – Maximilien DESBORDES – Félix MEYER – Nathan COMBAMINES – Rudy BAUER – Anca PETRE – Zoé DE LA ROCHE – Florian VICTOR – Adrien STEFANINI – Sébastien ROCHES – Mathieu GIRAUD – Claire DESOMBRE – Vincent GANNE – Hellmouth BANNER – Maxime LAGLASSE – Greg HANSEN – Stéphanie GUERRERO – Stepheer FANS – Gaetan LAJEUNE – CryptOdin – Erica MASSON – Felipe LOPEZ PRADO – Erwan GALLO – Guillaume MORET BAILLY – Karen JOUVE – Jordan TARLET – Nicolas IMPELLIZZERI – Velleyen SAWMY – Anne-Lise KLEIN – Jade MOREAU – Clément DUBOIS – Thomas POIRIER – Gabrielle PEREIRA – Jean-Louis LEFEVRE – Salomé GUERIN – Pascaline MELINON – Quentin DURAND – Louis-Arnaud NGUYEN – Isabelle DJIAN – Akinabourse