Trump descarta que los BRICS sustituyan al dólar

El estatus del dólar estadounidense en la economía mundial provoca, una vez más, tensiones. Mientras los BRICS buscan liberarse de su hegemonía, Donald Trump ha desestimado de un manotazo toda posibilidad de dedolarización. «No hay ninguna posibilidad de que los BRICS reemplacen al dólar estadounidense en el comercio internacional o en otro lugar», afirmó. Esta declaración se produce en un momento en que China, Rusia y sus aliados intensifican sus esfuerzos para limitar su dependencia del billete verde, especialmente a través de intercambios en monedas locales y la creación de infraestructuras financieras alternativas. Detrás de esta salida del presidente estadounidense, surge una pregunta: ¿es el dólar realmente intocable, o estamos asistiendo a los primeros pasos de un nuevo orden monetario?

La inquebrantable dominación del dólar según Donald Trump

Las declaraciones de Donald Trump se insertan en un clima de tensiones económicas crecientes entre Estados Unidos y los países emergentes, donde la lucha por la hegemonía monetaria se intensifica. De hecho, el presidente estadounidense, conocido por sus posturas contundentes en materia de política financiera, ha reafirmado con firmeza la supremacía del dólar frente a las iniciativas de los BRICS. «No hay ninguna posibilidad de que los BRICS reemplacen al dólar como moneda de intercambio mundial», ha insistido, y rechaza categóricamente la idea de un debilitamiento del billete verde en la escena internacional.

Para Trump, varios factores estructurales hacen que cualquier alternativa sea irrealista. El dólar sigue siendo la moneda de reserva dominante y representa casi el 58 % de las transacciones internacionales, según el FMI. También sirve como referencia imprescindible para la fijación de precios de materias primas estratégicas, especialmente el petróleo y el oro. La potencia económica y militar de Estados Unidos juega un papel clave en esta hegemonía, lo que refuerza la confianza de los inversores y consolida la estabilidad del sistema financiero mundial. Según él, ninguna moneda proveniente de los BRICS tiene suficiente liquidez, una red bancaria tan desarrollada ni un nivel de confianza equivalente para pretender competir con el billete verde. Las ambiciones de los BRICS, aunque afirmadas, no serían más que un proyecto inacabado frente a la solidez del pilar monetario estadounidense.

Los BRICS y la estrategia de dedolarización : ¿una lucha desigual?

A pesar de la significativa dominación del dólar, los BRICS continúan activamente sus esfuerzos para construir un sistema financiero menos dependiente de Estados Unidos. Desde hace varios años, estas naciones multiplican las iniciativas para reducir su exposición al billete verde. Entre las estrategias implementadas, el uso creciente de monedas locales en el comercio es una prioridad. Paralelamente, se acelera la creación de plataformas de pago alternativas a la red SWIFT, ampliamente controlada por Washington.

China y Rusia, en particular, están a la vanguardia de este enfoque. Pekín fomenta la adopción del yuan en las transacciones internacionales, mientras que Moscú prefiere los pagos en rublos para limitar los efectos de las sanciones estadounidenses. Este enfoque busca fortalecer la soberanía monetaria de los países del bloque y reducir su vulnerabilidad ante las restricciones financieras impuestas por Occidente. Sin embargo, a pesar de estos avances, el proceso de dedolarización enfrenta varios obstáculos importantes.

La ausencia de una moneda única de referencia complica la adopción de una alternativa creíble al dólar. Cada moneda de los BRICS presenta su propio nivel de volatilidad, lo que dificulta su aceptación a gran escala. Además, la falta de infraestructuras financieras comunes frena el establecimiento de un ecosistema capaz de competir con las instituciones dominantes, como el FMI o el Banco Mundial. La desconfianza de los inversores es otro freno importante: los mercados son cautelosos ante las economías emergentes, a menudo percibidas como menos estables y menos transparentes.

Si los BRICS desean imponer un nuevo orden monetario, deberán superar estas limitaciones mediante la consolidación de instituciones financieras robustas y asegurar una estabilidad económica durable mediante el refuerzo de la confianza internacional. En esta etapa, la ambición de destronar al dólar se basa más en intenciones políticas que en una realidad económica tangible.

Las declaraciones de Donald Trump reavivan un debate estratégico de fondo: ¿pueden los BRICS realmente cuestionar la supremacía del dólar? Si bien su influencia económica y diplomática se fortalece, el billete verde sigue respaldado por una red de alianzas sólidas e instituciones financieras poderosas que garantizan su papel central en los intercambios internacionales. No obstante, el aumento de las incertidumbres geopolíticas, el debilitamiento progresivo de la confianza en las instituciones estadounidenses y el auge de nuevas tecnologías monetarias, incluidas las monedas digitales de los bancos centrales, podrían en el futuro cambiar las reglas del juego. Entre ambiciones de dedolarización y resistencia del sistema financiero actual, la batalla monetaria entre Washington y los BRICS apenas comienza.