La UE investiga las subvenciones chinas, Pekín responde
Las tensiones comerciales entre la Unión Europea y China alcanzan un nuevo máximo. De hecho, desde hace varios meses, Bruselas ha estado enfocándose en empresas chinas que acusa de beneficiarse de subsidios públicos, lo que distorsiona la competencia. En el marco del Reglamento sobre Subsidios Extranjeros (FSR), la UE ha lanzado varias investigaciones, particularmente contra CRRC, un gigante chino de equipos ferroviarios, y fabricantes de paneles solares involucrados en proyectos europeos. Ante estas investigaciones, Pekín reacciona con vigor y denuncia prácticas discriminatorias. Este tira y afloja, que refleja profundas divergencias sobre las reglas del comercio internacional, podría redefinir las relaciones de poder entre las dos potencias económicas. Mientras la UE busca proteger su mercado, China se preocupa por un endurecimiento regulatorio que obstaculizaría la expansión de sus campeones industriales. En este contexto, los inversionistas y las empresas se preparan para un clima de incertidumbre importante, donde cada decisión política puede influir en la dinámica de los intercambios entre Europa y la segunda economía mundial.
La UE endurece su regulación sobre los subsidios chinos
La Unión Europea endurece su control sobre las empresas que se benefician de ayudas públicas extranjeras, que sospecha de distorsionar la competencia en su mercado. En el marco del Reglamento Europeo sobre Subsidios Extranjeros (FSR), Bruselas ha abierto varias investigaciones que apuntan a empresas chinas, incluida CRRC, un actor importante del sector ferroviario, así como a fabricantes de paneles solares involucrados en un proyecto fotovoltaico en Rumania. Las autoridades encargadas de la cuestión en el seno de la Unión Europea estiman que estas empresas se benefician de un apoyo estatal que les otorga una ventaja desleal dentro del mercado único.
Estas investigaciones desencadenan una fuerte reacción de Pekín. En un informe oficial, el Ministerio Chino de Comercio critica procedimientos que considera « excesivos » y « discriminatorios ». Denuncia « inspecciones sorpresa » y acusa a los investigadores europeos de un comportamiento « subjetivo y arbitrario ». Según las autoridades chinas, estas medidas imponen una « carga administrativa pesada » a las empresas afectadas, lo que genera una inseguridad jurídica que ya habría obligado a varias sociedades a revisar o cancelar sus proyectos en Europa. El impacto económico sería considerable. Pekín estima que estas pérdidas ascienden a casi 2 mil millones de euros, una cifra que refleja, según ellos, la creciente presión ejercida por Bruselas sobre los actores chinos del mercado europeo.
¿Una respuesta china en preparación?
Confrontada a las restricciones europeas, China considera intensificar sus medidas de represalia contra las empresas europeas. Entre las primeras acciones emprendidas, se ha prolongado una investigación antidumping sobre las importaciones de brandies y cognacs europeos. Desde octubre, Pekín exige a los importadores europeos de estos productos que presenten garantías bancarias ante las aduanas chinas, una restricción percibida como una respuesta a los aranceles impuestos por Bruselas sobre los vehículos eléctricos chinos. Esta presión creciente ilustra una escalada estratégica en las tensiones comerciales entre las dos potencias económicas.
Más allá de estas represalias específicas, China debe lidiar con un desaceleramiento de su consumo interno, que fragiliza su crecimiento económico. Frente a esta situación, Pekín busca asegurar sus salidas internacionales, para defender a sus empresas contra lo que considera restricciones injustificadas. Sin embargo, un endurecimiento excesivo de su política comercial podría perjudicar sus propios intereses. Gracias al aumento de la presión sobre las exportaciones europeas, China corre el riesgo de deteriorar aún más sus relaciones con la UE y enfriar a algunos inversionistas extranjeros, que podrían preferir mercados más estables y menos expuestos a tensiones geopolíticas.
Esta confrontación pone de manifiesto la voluntad de Bruselas de regular más estrictamente la competencia extranjera en su mercado, aunque provoque tensiones con Pekín. La Unión Europea pretende aplicar sus nuevas reglas sin concesiones, mientras que China, decidida a proteger a sus empresas, podría multiplicar las medidas de represalia a través del enfoque en sectores estratégicos como la agroalimentación o las industrias tecnológicas. Así, el desenlace de este tira y afloja es incierto. Podría surgir un compromiso para evitar una escalada, pero si no se establece un diálogo constructivo, el riesgo de una guerra comercial prolongada no se puede descartar. Este escenario amenazaría no solo los intercambios bilaterales, sino también las cadenas de suministro globales, ya debilitadas por las crisis recientes. Para las empresas y los inversionistas, ha llegado el momento de la prudencia ante un clima cada vez más impredecible.
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Diplômé de Sciences Po Toulouse et titulaire d'une certification consultant blockchain délivrée par Alyra, j'ai rejoint l'aventure Cointribune en 2019. Convaincu du potentiel de la blockchain pour transformer de nombreux secteurs de l'économie, j'ai pris l'engagement de sensibiliser et d'informer le grand public sur cet écosystème en constante évolution. Mon objectif est de permettre à chacun de mieux comprendre la blockchain et de saisir les opportunités qu'elle offre. Je m'efforce chaque jour de fournir une analyse objective de l'actualité, de décrypter les tendances du marché, de relayer les dernières innovations technologiques et de mettre en perspective les enjeux économiques et sociétaux de cette révolution en marche.
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